El debate sobre la carta del presidente Andrés Manuel López Obrador a la Corona de España se ha visto desde una perspectiva internacional (la comentocracia española y mexicana), nacional (fuera máscaras) y reduccionista-circunstancial (Reforma-Raymundo Riva Palacio).
A nivel internacional poco ha sucedido, amén del rasgarse las vestiduras por parte del sector monárquico y conservador de la España nacida de la Contrarreforma. Poco ha sucedido a nivel diplomático y de inversión bilateral. Exageran quienes ven venir una catástrofe entre las dos naciones.
Pocos han advertido, como lo publica Hernán Gómez Bruera hoy en El Universal, que lo que se busca es “politizar las desigualdades”. Yo he ido más allá: se trata, en el fondo, de meter en la boleta del 2021 esa confrontación ancestral que tiene que ver, precisamente con élites y pigmentación. No es casualidad que el Movimiento Regeneración Nacional se llame Morena.
Cito a Hernán:
1.- “…el presidente podría estar buscando –con el pretexto de una conmemoración histórica– delimitar dos campos en disputa a partir de la discusión sobre la identidad nacional, el clasismo, el racismo y la opresión étnica que está presente en México desde la Conquista.”
2.- “Jugando un poco al distraído, el presidente estaría una vez más atizando la reacción de las élites, esta vez para forzarlas a salir del armario y mostrarse tal cual son, bajo el influjo de una reacción emocional. La jugada parece haber logrado su cometido: Nuestras élites han mostrado su carácter criollo o filocriollo para salir a demostrar que no han dejado de ser colonia, que se sienten orgullosos descendientes de los colonizadores, sino es que incluso serviles súbditos del Reino de Castilla.”
3.- “Lo que incomoda a esta élite es que se hable de pigmentocracia y sus comentócratas impulsaron un relato que relativiza los horrores de un pasado que sigue presente. Una narrativa que pretende endulcorar el genocidio de las civilizaciones prehispánicas para presentarlo como ‘el encuentro amistoso de dos mundos’ y equiparar la esclavitud y sojuzgamiento de tres siglos con la forma en que los aztecas trataban a los pueblos vecinos.”
En efecto, los blancos son los dueños de la mayor porción del PIB. Andrés Manuel ha puesto el debate en otra dimensión, en la dimensión postrevolucionaria, antes de que la época neoliberal arrasara con su ideología globalizadora, imperial y de civilización del espectáculo, al México profundo. El México superficial del neoliberalismo ha sido atacado por López Obrador.
Hoy en la mañanera antes de que se fuera la señal:
“Se generó un debate que es bueno, se despertó el interés por la historia (y) salió a flote lo que estaba ahí en el subsuelo, corriente de pensamiento muy racista.”
Habitué en la Corte del poder, Raymundo Riva Palacio no ve el alcance cultural de la postura de López Obrador, su alcance político-electoral (meter en la boleta del 2021 esta discusión) y se refugia en las acciones sombrías que suceden en la “Corte” de AMLO (sin reflexionar que las Cortes neoliberales donde oficiaba como comentócrata ya no son): la carta filtrada. Y Andrés Manuel, se ríe.
“Aclaro que no se dio a conocer la carta. Lo que publicaron es un documento inicial, un borrador mutilado. La carta consta de cuatro hojas y solo pusieron la primera y la última… Y lo mejor está en la dos y la tres.”
La tesis cada vez menos firme de Raymundo sobre la autoría intelectual de la carta y del protagonismo de Beatriz Gutiérrez Müller, Andrés Manuel la para en seco: “Beatriz es una mujer con criterio. Nos comunicamos, platicamos (pero) la responsabilidad es del presidente”.
Andrés Manuel López Obrador sacó del subsuelo un tema siempre latente en la realidad del país. Está “morenizando” México. Y esta “morenización” estará en la boleta del 2021.
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