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#MeToo o de la irresponsabilidad

Hay una suerte de colonialismo cultural al escribir, y propagar, las etiquetas en el idioma inglés. El suicidio de Armando Vega Gil ha desatado toda suerte de posturas. En este momento creo que los llamados “hashtags” que promueven desde #MeToo se han desgastado. Las acusaciones en contra de músicos, en este caso, reproducen el anonimato irresponsable. ¿Por qué las organizadoras de este movimiento le dan vuelo?

Inclusive, haciendo leña del suicidio, tratan de victimizarse diciendo que esta muerte, por favor, fue “chantaje mediático”. Que Armando se quitó la vida, por favor, para difamar el movimiento. Expresión despreciable: “Publicó su supuesta ‘carta de suicidio’ a las 4 AM”. ¿Cómo reducir un suicidio a un acto de difamación? Un chantaje, para que funcione, tiene que favorecer al chantajista, el suicidio de Vega Gil, ¿en qué lo favoreció? ¿En su muerte? La irresponsabilidad de #MeToo cae en el cinismo. Frívolas, acusan en este caso sin sustento.

#MeToo en México empieza a desvirtuarse desde la posición de las organizadoras y muchas de sus participantes. Lo que debiera litigarse en instancias judiciales, se juzga en las redes sociales y, por extensión, en los medios de comunicación. No se vale. Hay una justa demanda por la equidad de género, pero hasta hoy #MeToo ha sido inequitativo, no respeta la equidad de género y, desde el anonimato, juzgan y condenan.

(“La rabia/ se volvió filosofía,/ su baba ha cubierto al planeta.
La razón descendió a la tierra,/ tomó la forma del patíbulo/  –y la adoran millones./ Enredo circular:/ todos hemos sido,/ en el Gran Teatro del Inmundo;/ jueces, verdugos, víctimas, testigos,/ todos
hemos levantado falso testimonio/ contra los otros/ y contra nosotros mismos./ Y lo más vil: fuimos/ el público que aplaude o bosteza en su butaca.”)

¿Cuál fue la denuncia anónima en contra del exintegrante de la exbanda Botellita de Jerez?

1.- “La primera vez que fuimos a su casa nos la pasamos ‘bien’, nos enseñó libros, música (…) Estando con él, sentí que me veía raro y eso me hacía sentir incómoda; no le di importancia porque yo no tenía las herramientas para entender que esas miradas lascivas tenían una carga sexual”.

¿Secuestró Vega Gil a la adolescente de 13 años y la llevó a su casa o fue consensuada la cita? ¿Qué dijeron las acompañantes de la denunciante anónima? ¿Y por qué siguió asistiendo a esa casa de “miradas lascivas”?

2.- “Me decía cosas cada vez más asquerosas y explícitamente sexuales hasta que me dio muchísimo miedo; decidí bloquearlo y cambié de número de celular.”

¿Hubo violación física, tocamientos? ¿Alguna denuncia judicial por acoso? ¿Lo comentó la denunciante anónima, ya que era menor de edad, a sus padres?

3.- “Estoy segura de que no soy la única, me aterra saber que hay personas que probablemente no hayan tenido la misma suerte con este juego y que hayan caído en su juego perverso”.

Ninguna especulación es evidencia. ¿Tuvo pruebas la denunciante de que alguna adolescente o mujer cayó en el “perverso juego” que años después provocó una denuncia anónima con consecuencias fatales?

Este tipo de denuncias son las que disminuyen el plausible trabajo de las #MeToo’s. Desvirtuan y rebajan a quienes han sido realmente acosadas, más aún, violentadas. No se puede meter a todas en un mismo costal cuando muchas, valientemente, dan su nombre y denuncian con puntualidad.

Leo a mi querida Patricia Laurent Kullick en Facebook:

Estoy totalmente de acuerdo con Mónica Braun. Por favor, a mí también bórrame de tu facebook si denunciaste a algún escritor que te invitó a coger. Simplemente se dice NO, gracias. No eres mi tipo, no me gustas, tengo pareja, no tengo ganas, etc. Porque lo que estamos logrando es minimizar el problema real de mujeres abusadas o violentadas o asesinadas. Aquí va el texto:

“Estoy en shock, encabronada y triste por el suicido de Armando Vega-Gil. Justo ayer comenté varias veces que me parecía pésimo meter en la lista de violadores, golpeadores y acosadores a hombres cuyo único pecado fue decirle a alguien por Whatsapp o en persona o como sea que querían coger contigo. A eso se responde: ‘No me interesa’, y listo. ¿Te convierte en víctima una invitación a tener sexo? Es simplemente ridículo, ¿tenemos 5 años todas o qué pasa?

“Lo único que logran ese tipo de almas sensibles e indignadas es deslegitimar la violencia real que han sufrido otras mujeres, porque ahora esa lista es completamente dudosa. Y sí, dudo muchísimo, por no decir que dudo completamente, que gente como Eduardo Vázquez Martín, Mario González Suárez, Armando Vega-Gil, Daniel Sada o Julio Trujillo merezcan estar ahí.

“Daniel me quiso besar un día después de su taller de novela. Le dije que no estuviera chingando. Punto. ¿Por eso va a estar en una lista de violadores? No, rotundamente no. Julio Trujillo, por querer llevarse a alguien a la cama, y disculparse al día siguiente, ¿merece estar en esa lista? ¡No! Una chava que lo acusó dice que se asustó mucho. ¿Por? ¿Qué no somos personas adultas que tenemos derecho a querer sexo y también a no quererlo, y listo?

“La facilidad de denunciar a cualquiera anónimamente, y el creerle a una mujer nada más porque es mujer, es simplemente absurdo y completamente irracional. Se ha perdido toda proporción. Y a quien le moleste mi postura, bórreme de su lista de ‘amigos’ y ya, ¡por favor! Sí, mi solidaridad total con todas las mujeres que han sido y son verdaderas víctimas de abuso y violencia, y también mi solidaridad total con todos los hombres que están siendo víctimas de denuncias falsas, anónimas o ridículas que son también otra forma de abuso y violencia. No deben pagar justos por pecadores”.

@ruizjosejaime

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Autor: José Jaime Ruiz
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