Por Verónica Malo Guzmán.
“Y todavía bostezo o me distraigo/ Como ante el espectáculo aburrido./ Se destejen los días,/ Las noches se consumen antes/ de darnos cuenta;/ Así nos acabamos.” Rosario Castellanos
Hoy, hace apenas unas horas, nuevamente sucedió lo que ya se está volviendo costumbre: un periodista connotado acaparando el tiempo de preguntas y respuestas de AMLO en la conferencia de prensa.
Tocó el turno a Jorge Ramos @jorgeramosnews (conductor de un noticiero en Univision) —abordando de refilón la grave crisis de inseguridad que enfrenta México—, pero antes ha habido episodios similares por parte de Ricardo Rocha, Nino Canún, Isabel Arvide o Humberto Padget (este representando a Ciro Gómez Leyva). Quizá se me escape alguno.
De antemano quiero dejar claro que no estoy diciendo que los comentarios, reclamos, agradecimientos o denuncias que estos personajes de los medios hacen, carezcan de importancia. Nada de eso. Pero sí sostengo que estas figuras, en algunos casos apoyadas por equipos empresariales importantes, están abusando de ese espacio y desplazando a reporteros de campo que literalmente se rompen el lomo todos los días por poder formular alguna pregunta.
No pequemos de ingenuos. Evidentemente, el presidente López Obrador y su equipo de comunicación, determinan de antemano a quiénes les cederán la palabra en la siguiente conferencia mañanera. En este caso, Andrés Manuel sabía que Jorge Ramos estaría allí y que le cedería el micrófono. Esa determinación la hace estratégicamente Presidencia —y no tendría por qué ser de otra manera— en función de crear mayor popularidad en torno a las conferencias de prensa. En este sentido, punto para Jesús Ramírez, que vio renovado el interés por las mañaneras.
Sin embargo, el que eso sea así no significa que debiera serlo. AMLO abusa; los grandes figurines de medios abusan; y los periodistas de campo salen perdiendo.
Un Jorge Ramos, igual que un López Dóriga, un Carlos Loret o una Carmen Aristegui o también un Ciro Gómez Leyva o Denise Maerker, para el caso, saben bien que podrían pedirle al primer mandatario una entrevista en sus oficinas (o que él los reciba en Palacio Nacional) y se las concedería. Ya lo han hecho antes y lo volverán a hacer.
Eso significa que darles cabida a esos personajes en el seno de las mañaneras solo tiene como propósito que Presidencia y medios hagan todo un espectáculo del asunto; ni duda cabe. Y, con todo respeto para quienes se pronuncian a favor de estos “monólogos” en las redes sociales, afirmo que no están más que alimentando y apoyando que el trabajo de los reporteros de a pie, menos conocidos, no se respete.
Este tipo de interpelaciones son una muestra de que el presidente, pero también las grandes figuras en medios que han participado, les han quedado a deber a los periodistas en formación y aquellos quienes luchan por hacerse de un espacio en los medios. Ya no se diga a la ciudadanía…
@maloguzmanvero