Por José Jaime Ruiz.
A las conferencias mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador se les ha calificado de múltiples modos. Recientemente Brozo, el payaso tenebroso, criticó que exista un “elenco fijo” y una “preproducción”. No coincido con el analista político Víctor Trujillo y, sin embargo, también he criticado algunas veces estas conferencias. Su pedagogía repetitiva.
“¿Cuál es el problema de Andrés Manuel? Que las mañaneras cansan. Si él es necio, los medios son obcecados. El político como orquestador, si acaso no nos muestra una sinfonía, o como maestro de ceremonias, está agotado. Narrativa contra narrativa. Cuando el Hermano Mayor se convierta en el hermano menor, ahí perderá López Obrador.”
Las mañaneras, en términos de presupuesto, son un éxito: el gobierno de la 4T no requiere gastar en propaganda o publicidad en los diversos medios de comunicación del país, como se derrochaba antes. Tampoco pagarle a reporteros o columnistas del chayote. Los dueños de los medios no lo han entendido. André Grosselin (Comunicación y política. Gedisa) ya hablaba de un accionar teleológico, “pues la comunicación política procede por intención, cálculo, estrategia y anticipación, particularmente por los actores públicos de la política”.
La agenda la marca Andrés Manuel en las mañaneras y los medios de comunicación, a partir de esto, “construyen” sus notas. Los medios carecen de cálculo, López Obrador lo exacerba. La intención de la comunicación política, así, se impone. La estrategia no tiene desperdicio: este gobierno no requiere de desplegados, boletines, inserciones, chayote, porque desarrolla desde las mañaneras la “nota”, la “noticia”. Político de anticipación, los medios bailan al son que toca Andrés Manuel, aunque busquen contrapesos en otros actores durante el día o actores políticos, empresariales, sociales, traten de ser correas de transmisión de contrapuntos.
Los dueños de los medios no entienden que sus empresas son las mejores cajas de resonancia de AMLO. Muchos reproducen las mañaneras y el gobierno no gasta ni un centavo. ¿Qué pasaría si los medios hicieran caso omiso a las conferencias? Sin duda la estrategia de intención, cálculo y anticipación de López Obrador sufriría una caída. El presidente desborda los vacíos que los empresarios de la comunicación, por carencia de investigación y reportajes, producen. Esperanzados por ver qué les toca en este sexenio, los dueños de los medios han olvidado lo esencial. Eso que recomendaba Julio Scherer: el periodismo debe desvelar, desnudar, lo que el poder oculta.
Manipulador avezado, Andrés Manuel no requiere invertir publicidad en los medios de comunicación porque, “de a gratis”, las mañaneras son el desplegado, la inserción, la propaganda, la difusión, el instrumento con el cual impone de lunes a viernes agenda. Brozo, como muchos de los nativos de la comentocracia, ingenuamente se equivoca. Ni se trata de preproducción ni de elenco, se trata de agenda setting, de territorios mediáticos conquistados desde el amanecer. Y si no hay “elenco” crítico que “destruya” la presunta “preproducción”, no es problema del gobierno, es problema de los medios.
¿Para qué gastar el dinero en publicidad cuando los medios son los mejores difusores de las acciones o, al menos, los discursos gubernamentales? En lo dicho, las mañaneras son un éxito.
@ruizjosejaime