Lamentablemente las montañas de Nuevo León han dejado de ser el símbolo de la majestuosidad y la belleza de la entidad, sus imponentes formaciones naturales ahora son también la imagen del saqueo y el expolio de las pedreras, empresas dedicadas a la extracción de piedra para elaborar cemento. Estas actividades han dejado profundas cicatrices en sierras y cerros alrededor de la Sultana del Norte, aunado a estos daños se suma otro grave problema, la contaminación que generan estas pedreras.
Las pedreras agravan la problemática por los contaminantes que arroja al aire y el uso constante de dinamita, con la cual también generan fallas geológicas. Por si fuera poco, debido a las pedreras, existen repercusiones graves en la salud de los habitantes, particularmente en quienes padecen enfermedades cardio-respiratorias y cáncer pulmonar, además de niños menores de cinco años y adultos de entre 50 y 75 años.
De acuerdo a un documento oficial publicado por el Gobierno del Estado de Nuevo León llamado “Programa de Gestión para Mejorarla Calidad del Aire del Estado de Nuevo León, PRO AIRE 2016-2025”1 , se considera a las fuentes fijas del sector de aprovechamiento de recursos minerales y sustancias no reservadas a la federación, como la segunda fuente de aportación al Área Metropolitana de la Ciudad de Monterrey (excluyendo a Cadereyta) de PM10 (2333.47Mg/año, equivalente al 21% de las emisiones) y PM2.5 (1437.92 Mg/año, 28% de las emisiones-) en el área.
Las partículas con diámetro menor a 10 µm (micrómetros) son una compleja mezcla de partículas sólidas, polvo y aerosoles suspendidos en el aire, los cuales pueden ser de origen natural o antropogénico; es decir, que surgen como resultado de la actividad humana.
Debido a su tamaño, éstas se sedimentan a una velocidad tan lenta que pueden ser inhaladas por el humano, incrementando el potencial tóxico y/o patógeno de sus componentes. Además, estas partículas son responsables de la reducción de la visibilidad y son participantes en otras reacciones con contaminantes atmosféricos.
Sin embargo, para los expertos el problema de las pedreras no es exclusivamente la contaminación que generan, sino también el daño a los ecosistemas. Cosijoopii Montero, Director de Reforestación Extrema, comentó que actualmente cuando se habla de contaminación se tiene que entender que es un problema sistémico y que ya no se puede señalar concretamente a una fuente en específico, aunque sea importante como es el caso de las pedreras.
“Aun cuando seguramente están generando problema de suspensión de partículas, hablando concretamente de calidad de aire, no implica que sea la única fuente importante de contaminación.”
Puntualizó que otro factor que también preocupa aunado a la contaminación que generan las pedreras, es la afectación a las montañas, asegurando que no se están cumpliendo los programas cuando las pedreras abandonan el sitio.
“No hay un programa de remediación, como si existe por ejemplo en Europa, después que hay una mina para la pedrera y que se agota y es abandonada, no existe un programa de remediación para regenerar el espacio, simplemente la dejan. Por otro lado, la afectación que están generando precisamente a los cerros tienen un impacto muy importante a los cerros y a los servicios ecosistémicos.”
El titular de Reforestación Extrema, expresó que es importante no centrar la discusión de las pedreras por las partículas o contaminación al aire, y que hay que abrir la reflexión a las afectaciones que se le está generando al ecosistema.
En el caso de Nuevo León, el registro oficial del estado tiene a 48 pedreras registradas, mientras que la Asociación de Extractores de Caliza de Nuevo León, tiene a 65. Esa diferencia puede tratarse de que algunas de ellas operan en la ilegalidad, denotando un descontrol y falta de transparencia por parte de las autoridades competentes.
Recientemente, el Senador por Nuevo León, Víctor Fuentes Solís, presentó dos iniciativas de reforma a efecto de que los yacimientos de piedra caliza (pedreras), una vez aprovechados, se consideren como patrimonio de la nación para la creación de espacios públicos que permitan preservar y restaurar el equilibrio ecológico y la protección al ambiente.
“Los propietarios de las pedreras, pese a los daños ambientales que provocan, no pagan ningún recurso por la extracción de los materiales, como normalmente lo hacen en otros estados de la República, para mitigar o resarcir el impacto ambiental”, dijo Fuentes Solís.
Frente a la crisis ambiental que vive Monterrey y su área metropolitana, el legislador federal urgió a reconocer que los derechos superiores de la sociedad están por encima de los derechos individuales a la propiedad, por lo que el Estado podría, a través de una medida administrativa como la que se propone, mantener el equilibrio ecológico como requisito para proteger la salud humana y los recursos naturales en general.
Además, el Senador recordó que el Estado debe regular la repartición, uso y conservación de los recursos naturales y que la nación tiene la propiedad originaria sobre las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional.
“Siendo Monterrey la ciudad más contaminada de México y de Latinoamérica, en gran parte porque las empresas dedicadas a la extracción de piedra caliza liberan gran cantidad de partículas, es la hora de que se haga valer el derecho del Estado de transferir el dominio propiedad.”
Explicó que, esta manera, al reformar el Artículo 27 constitucional, correspondería a la nación el dominio directo específicamente de los yacimientos de piedra caliza y, al reformar la Ley de Expropiación, los daños que una propiedad pueda sufrir en perjuicio del ambiente y la colectividad se considerarían como causas de utilidad pública.
Propuso reformar la Ley General de Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, de tal manera que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales tenga la facultad de autorizar la expropiación de terrenos que hayan sido utilizados para la explotación de recursos naturales, los cuales al terminar su aprovechamiento serán destinados para la preservación y restauración del equilibrio ecológico y la protección al ambiente.
“Para los efectos a que se refiere dicha ley, la industria de piedra caliza se considerará fuente fija de jurisdicción federal y la Semarnat podría autorizar la expropiación cuando se trate de controlar, reducir o evitar la contaminación de la atmósfera.”
Sea por contaminación o por daños a los ecosistemas, es un hecho que las pedreras deben tener una mejor regulación y control en el Estado, con la finalidad de evitar todos los problemas que derivan de su existencia.