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Por Félix Cortés Camarillo.

Para nadie en México es un secreto que ese ente del poder ejecutivo que se llama Morena no es un partido político. Desde su identidad se establece como un movimiento ostentosamente caudillista cuya convocatoria se ha basado permanentemente en la demagógica capacidad de seducción de su líder. Ahí reside su capital político; ahí descansa también su mayor debilidad. La ausencia física –Dios no lo quiera– del presidente López, dejaría a sus huestes sin guía ni brújula, y especialmente sin protección. Y a México en un brete tremendo.

Las circunstancias de frustración social que han sido factor definitivo para los votantes mexicanos nos han llevado a experimentos trágicos: los mexicanos no votaron por Vicente Fox, sino en contra del candidato priista. Muchos de mis compatriotas que votaron por Andrés Manuel López Obrador, priista arrepentido, no votaron por él sino por el cambio esencial que prometía y que no ha cumplido.

En su cotidiano pronunciamiento, el presidente López afirma que él y sus cuates no son como sus cuates de antes. Ya se acabó el nepotismo, la corrupción, los moches, el centralismo, la represión, y tantas otras cosas que tenemos en la vida. La realidad es que el novopriismo del presidente López ha restaurado el control desde la presidencia –“las finanzas de manejan en Los Pinos”, le mandó decir a su secretario de Hacienda Luis Echeverría. Los virreyes que ahora se llaman super delegados del presidente en cada entidad federativa, no compiten en peso o influencia con el control que el presidente de la República se está haciendo gradualmente.

Sí, desde luego, el control del poder Legislativo es fundamental. Cuanta idea le pase por la cabeza al presidente López tiene garantizada la apabullante votación mayoritaria de su Movimiento. De esa manera se hizo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para una subalterna que busca venganza y no justicia. Vamos por la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La joya de la corona es el Instituto Nacional Electoral.

De ahí al salto mortal de la reelección.

Mi palabra es la ley.

PARA LA MAÑANERA.- Con todo respeto, señor Presidente, ¿Cuántas mujeres más han de ser asesinadas para que Usted se dé cuenta de lo que nos está pasando?

felixcortescama@gmail.com

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Autor: lostubos
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