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Por Félix Cortés Camarillo

Quisiera ser general

Pa´ndar siempre bien vestido

Para que no me haga menos

El que sea más presumido.

«El aeroplano», que cantaba Pedro Infante

            Ayer por la mañana sucedió lo que muchos pronosticamos sucedería desde el inicio del sexenio, y se había tardado: una familia que estaba ya sentada en el avión de Aeroméxico para volar a Hermosillo, Sonora, exigió bajar del aeroplano en cuanto se enteró de que en el mismo aparato –asiento 6A- volaría el presidente López. El jefe de familia argumentó que la presencia del Primer Mandatario en la misma nave constituía per se un peligro para él y su familia.

            Ignoro si Aeroméxico aceptó transportar a la familia en otro vuelo con el mismo boleto; la aerolínea más usada por el presidente López, la mal llamada de bajo costo Viva Aerobus no rembolsa ni un centavo de los boletos no usados por cualquier causa.

            Yo creo que el señor quejoso tiene derecho, aunque no tenga toda la razón. Ciertamente, cuando una persona tan controvertida y tan políticamente extremo en sus pronunciamientos no constituye precisamente un atractivo como compañero de viaje. Todos somos iguales, es cierto, pero hay unos más iguales que otros y que están sujetos a ser probables víctimas de ataques físicos en su contra y yo no tengo por qué hacerles compañía en esos trances.

            Lo cierto es que el vuelo de referencia sufrió demora; primero por el tiempo que tardaron en desembarcar los pasajeros incómodos y luego por el lento proceso de recuperar sus maletas y revisar minuciosamente los asientos que ocupaban. Se trata de un protocolo de rutina en estos casos –y en los que un pasajero documenta un veliz pero no se sube al avión- en previsión de atentados.

            Uno entiende el prurito populista del presidente López, de viajar como cualquier ciudadano en aviones comerciales en lugar de ocupar alguno de los que forman la flota que antes era del Estado Mayor Presidencial, que en teoría ya no existe. Pero es indudable que la presencia del primer mandatario, cuando uno no tiene ningún interés en su cercanía, resulta francamente molesta. Por más discreto que sean los integrantes del Estado Mayor Presidencial que ahora se llaman de otro modo pero tienen las mismas funciones, salvaguardar la seguridad y comodidad del Primer Mandatario es complicado y molesto. Molesta también a los circunstantes aún y cuando ellos quieran tomarse una selfie con el personaje.

            No está a discusión que el Dreamliner, TP01, nombrado José Ma. Morelos está equipado con lujos excesivos para cualquier persona. Pero existe el TP 02, igual de eficiente y seguro que el grandote, y que resulta excelente para el traslado de un presidente.

            Que le pregunten al boliviano Evo Morales.

            La obsesión del presidente López por la austeridad de apantalle centrada en los aviones le está cobrando caro. La ideota de rifarlo al través de la Lotería Nacional el dreamliner para luego no saber qué hacer con él, es solamente el último de los risibles dislates en los que el presidente López ha caído, sin duda guiado por sus ciegos lazarillos. Antes tuvo la idea de venderlo, involucrando sin razón a la ONU, la destrucción del hangar presidencial que pudo tener otros usos, el traslado del armatoste a California para pagar renta y mantenimientos mayúsculos y la decisión inamovible de vender prácticamente todos los aeroplanos que el gobierno tiene, arriba de setenta que en su mayoría pueden ser usados en labores de rescate y asistencia en emergencias.

            Con la cereza del bombón en la mano para este merengue, el canciller Marcelo Ebrard reveló que el gobierno no enviaría un avión a recoger a cuatro mexicanos cautivos del coronavirus en una ciudad china, porque eran muy pocos mexicanos para tan grande avión.

            ¿Y las cenizas de José José? ¿Y el ya mencionado Evo Morales?

PARA LA MAÑANERA.-  Con todo respeto, Señor Presidente: ¿Va Usted a regañar al nuevo secretario de Hacienda por las tristes cifras de su informe de finanzas nacionales, porque Usted tiene otros datos?

felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: Félix Cortés Camarillo
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