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Di si encontraste, en mi pasado…

Pides cariño,

Pides olvido,

Si te conviene…

Mucho Corazón, Ma. Elena Valdelamar

            Entre las múltiples diatribas que cinco días a la semana –y amenaza con más- el presidente López espeta en contra de los periodistas y los medios de comunicación tradicionales que no son sus acólitos entusiastas, se encuentra la falta de memoria. Su esquema discursivo, porque de creatividad ni hablamos, repite y repite cuando se critica una actual realidad molesta alguna, es: ¿y qué decían antes los periodistas fifís? Nunca nadie levantó la voz para denunciar lo que se hacía mal desde el gobierno.

            Parecería que el periodismo nacional de opinión hubiese sido, durante los últimos 36 años, un sumiso relator de las virtudes del gobierno en turno, y que jamás hubiese habido en las páginas de periódicos, revistas o pasquines la menor crítica a los gobernantes. Todos éramos, pues, comparsas del gobierno. Incluso antes del “neoliberalismo”.

            Ni el mismo presidente López se cree tamaña mentira. Cualquiera que haya sido lector asiduo de los periódicos diarios –y yo lo soy- puede confirmar que nunca se haya presentado voz editorial adversa al régimen en ejercicio. Sí, es cierto, hubo –y hay- un gremio minoritario y dócil dispuesto a ver con frecuencia el lado bueno de la realidad; si lo hicieron y lo siguen haciendo, aunque el régimen sea otro, por convicción legítima, allá ellos. Si lo hicieron por estipendio vergonzante, peor aún.

            En los medios tradicionales siempre hubo, y afortunadamente sigue habiendo, voces críticas al gobierno. Si el presidente López ya olvidó el cartón de Abel Quezada en Excélsior la mañana del 3 de octubre de 1968 –un manchón negro en todo su espacio- o no tiene memoria o no tiene vergüenza. Las muestras de periodismo de oposición memorables no son pocas: desde Manuel Marcué Pardiñas, José Pagés Llergo, Julio Scherer y sus numerosas infanterías dieron testimonio de pensamiento crítico que el presidente López ignora empecinadamente.

            Hace menos de un año, el diario Reforma –de todos los odios del presidente López- recibió filtrada y publicó una lista de periodistas, mayormente de opinión crítica, que mediante contratos de publicidad obtuvieron beneficio monetario del sexenio anterior por sus servicios.

            Y salieron los nombres famosos: López-Dóriga, Federico Arreola, Pepe Cárdenas, Ciro Gómez Leyva, Enrique Krauze o Raymundo Riva Palacio. Todos ellos, y muchos otros, incluyendo a Ricardo Rocha que durante tantos años le mostró lealtad al presidente López, habían recibido dinero de Enrique Peña Nieto.

            Lo cual es cierto. A cual todos los que respondieron a la tramposa filtración aclararon que sus empresas, legalmente constituidas y al corriente en el pago de sus obligaciones fiscales, habían vendido servicios profesionales de publicidad a entidades del Estado y que ello no constituía delito alguno.

            Ayer, la presidencia de la República ha entregado a una revista que se llama Contralínea y que dirige el señor Miguel Badillo una lista actualizada de los que mamaban de la ubre gubernamental desde sus posiciones editoriales. La lista coincide con la del Reforma que mencioné antes, con algunas adiciones. Ninguna de los medios electrónicos.

            A mí me llama la atención que la lista real de los beneficiarios del erario, es más larga. Que en ella aparecen solamente los periodistas de opinión que han sido, en mayor o menor medida, críticos de los dislates del presidente López, me resulta sospechoso. En la lista de los malos están solamente opinadores críticos en medios impresos.

            La caza de brujas está en efecto 

PARA LA MAÑANERA.- Señor Presidente, con todo respeto: ¿Está usted de acuerdo en que los que no le apoyamos ciegamente somos unos pendejos?

felixcortescama@gmail.com

Fuente:

Vía / Autor:

Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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