Por Obed Campos
A pesar del otoño, creceremos…«No lo van a impedir». // Amaury Pérez
Es cierto, el panorama mundial luce desolador. Entre que no sabemos si esto sea el principio de alguna plaga apocalíptica o, por lo menos, el inicio de una gran gran depresión económica, como la que se vivió hace 100 años a nivel mundial, hay, francamente pocas cosas por las que sentirse optimista.
Súmele usted a la crisis a las malas o pésimas medidas de los gobernantes, y el ambiente está hostil y negro, como la noche más negra y tormentosa.
Pero oiga, seamos sinceros, las medidas que hay que tomar no son penas del infierno, como dice la canción norteña.
Además muy poco se puede hacer desde un humilde teclado de computadora o desde la pantalla de un teléfono inteligente.
Cuestión de ser un poquito más estrictos con nuestras costumbres de higiene y ya.
En cuanto a lo otro, a lo del temido encierro en casa, pues hay que aprovecharlo para convivir con la familia o los seres queridos a los que pocos vemos.
Conste, no es excusa para hacer pachangas, porque no se recomiendan reuniones arriba de 10 personas, pero si uno hace caso va a ver usted que esta negra noche se hace corta madrugada.
Y no es que ahora ande yo como esos mercachifles que venden las recetas para la felicidad, sino que, viendo las cosas como están, es irremediable el enfrentarse al mal tiempo. Por eso le pido que ponga usted mala cara ¿ya qué más nos queda?
Rezar no estorba, si usted cree en eso. Pero lo que menos estorba es tomar medidas de precaución esenciales para usted, su familia y la vecindad.
Eso y hacerle caso a las autoridades sanitarias y ya verá que la pesadilla pasa rápido.
