Por Francisco Tijerina Elguezabal
“La pandemia nos vino como anillo al dedo.” Dominio Popular
Cuando nació la compañía regiomontana Axtel tenía los mejores augurios en un momento en el que se abría la competencia para la telefonía, el servicio de Internet y la TV de paga.
Su sólida infraestructura, su competitividad y agresivos planes le fueron abriendo paso, sin embargo al final no pudo contra los gigantes y hubo de vender una buena parte de su negocio.
Sin embargo toda su tecnología se quedó ahí y aún hoy es uno de los mejores proveedores de internet en el país, con una señal confiable y una extraordinaria velocidad para navegar.
Para al irse los dueños originales, los nuevos se durmieron en sus laureles y han desatendido una parte fundamental del negocio: la atención a clientes.
Cuando la crisis por el Covid-19 mantiene a estudiantes y familias en casa y a muchos profesionales los obliga a laborar desde sus domicilios, lo cual debería significar una enorme oportunidad para ellos, los señores de Axtel se ponen moños, incumplen promesas y fechas de entrega y todo les vale un soberano cacahuate.
A ellos el coronavirus les vino “como anillo al dedo” para justificar su deprimente servicio a clientes.
Por su velocidad y eficiencia tengo desde hace años contratados varios servicios con ellos y por requerimientos técnicos hube de contratar uno más adicional al que, posteriormente, sumé la petición de un servicio añadido.
Cuando contraté el plus final me dijeron que tardarían cinco días en instalarlo, lo cual no fue cierto porque se tardaron diez, “ya sabe, por la pandemia tenemos menos personal” y aguanté; pero cuando lo solicité fui enfático en señalar que “el chunche” debería instalarse en el más reciente módem y así quedó consignado, más sin embargo la persona que asigna las órdenes de trabajo no lo vio y lo envió al primero lo que a su vez hizo que cuando ya iban a atenderme tuvieran que cancelar todo. Dicho en pocas palabras SU error.
Ayer me hablaron ofreciendo una disculpa e indicándome que ya tenían fecha para proceder con lo que les pedí, pero cuál no sería mi asombro al escuchar que acudirían a instalar el servicio ¡el 22 de septiembre!, “ya sabe, por la pandemia tenemos menos personal”.
O sea que lo que contraté a mediados de julio lo terminarán instalando a finales de septiembre. ¡Y a mí que me urge!
Lejos de hacer de la crisis una oportunidad, en Axtel (o FTTH como se hacen llamar ahora) les encanta hacer las cosas al revés, de modo que hacen de cada oportunidad una crisis, buscando denodadamente la forma de quedarse sin clientes y reventar su negocio.
¡Qué pena!