Por Félix Cortés Camarillo
Cómprate un espejo para el alma
Mucho antes de opinar de los que fallaron
Todos somos de la misma condición…
Miguel Balboa, Paredón
Los cartelones en los puestos de votación instalados el domingo por activistas de Morena en varios sitios de la Ciudad de México no dejan lugar a dudas: ¿estás de acuerdo en meter a la cárcel a Salinas, Calderón y Peña? La formulación original y legal es más larga y pregunta si el ciudadano que acuda apoya el proyecto de llevar a juicio a los ex presidentes del país, pero las pancartas son más sinceras. El presidente López, que inspiró, ordenó y apoya la “consulta popular” públicamente afirma que él votará en contra porque “no quiere ser el verdugo” de sus antecesores.
Son muy pocos, incluso dentro de los convencidos lopezobradoristas, que compran esta faramalla disfrazada de plebiscito innecesario.
A todos los queda muy claro que este tipo de consulta popular puede convocarse de varias maneras: por una iniciativa de la mayoría de una de las cámaras del legislativo; por la recolección de firmas del dos por ciento del padrón electoral en ese sentido, o simplemente por una iniciativa del Presidente de la República. ¿Alguien tiene duda de que la consulta popular va que va?
¿Alguien tiene duda de que el resultado será enjuiciar a los ex presidentes?
El presidente López ha tomado en tiempos recientes una decisión que venía eludiendo desde la campaña que lo llevó al poder omnímodo: erigirse en fiscal, juez y verdugo mediático de por lo menos tres ex presidentes de México.
Desde luego que todo dependerá de los malabares que el departamento jurídico de la presidencia haga para evitar que los eventuales juicios hagan que Salinas, Calderón y Peña sigan su vida sin conocer lo que es una cárcel, ni siquiera preventiva. Pero no es eso lo que el presidente López. Toda su mecánica del ejercicio del poder se basa en la distracción: encontrar siempre un tema que centralice la atención del populacho, para que pongan atención en la crisis sanitaria, económica y de seguridad que el gobierno mal enfrenta.
Los ex presidentes mencionados, y también los no mencionados, confían en que cualquiera que sea el procedimiento los delitos de los que se les pudiera acusar son difíciles de probar y muy seguramente su persecución ya ha prescrito de acuerdo a ley. Pero eso no es lo importante para el presidente López. De hecho, llevar a estos personajes al paredón es secundario e incluso molesto, por aquello del espejo. La prioridad es que se nos olvide que el año próximo estallará el cohete de la economía vulnerada que nos llevará a que el gobierno carezca de dinero para cumplir con los compromisos de asistencia social -léase limosnas- a los que el presidente está comprometido. El secretario de Hacienda no puede reñir con los números: no habrá dinero si no se elevan los impuestos o se acude a pedir prestado.
La prioridad es la salud. No se reculará en el número de infectados y muertos por el Covid 19 antes del 2022, suponiendo que surja una vacuna, sea efectiva y está a disposición de los mexicanos todos.
Si se necesita una cereza para este pastel, la seguridad nacional está desquiciada y grandes e importantes territorios son gobernados por el narco y la violencia.
En ese ambiente, esta mañana de septiembre uno el presidente López nos va a decir por la tele que todo está bien. Que el cadalso se está construyendo, aunque nunca se va a usar realmente.
PREGUNTA para la mañanera porque no me dejan entrar sin tapabocas: con todo respeto, Señor Presidente, ¿por qué niega que se está obligando a los burócratas a que compren los cachitos de lotería que no se han vendido? Sólo hay dos opciones: o se está usted haciendo ganso o lo están haciendo güey sus cercanos.
felixcortescama@gmail.com