Por Obed Campos
De revolucionario a mercenario… hay un solo paso. // Refrán
Al menos cinco años lleva en pie de lucha, para que le devuelvan, dice él, lo que legítimamente le pertenece: la dirección de la Facultad de Comunicación de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Mientras tanto, de algo tiene que comer Mario Rojo Flores, y no le ha ido nada mal como “asesor” del inefable Samuel García Sepúlveda y su cruzada por conquistar la cada vez más lejana gubernatura, que, a fuerza de errores de comunicación, precisamente, se le ha ido de las manos al joven senador.
Dicen que la promesa de García a Rojo era, la de que si ganaba la silla que ocupa Jaime Rodríguez Calderón, el primero lo haría rector de la UANL, para que se olvidara de la Facultad de Comunicación.
Pero viendo el barco de Samuel hundirse, me dicen que Mario ya saltó, y que anda buscando colarse en las filas de la otra aspirante fuerte a la gubernatura, la alcaldesa de Escobedo, Nuevo León, y expriista Clara Luz Flores Carrales.
Mientras tanto Rojo Flores hace como que asesora a la alcaldesa, Patricia Salazar, priista ella, de Allende, Nuevo León, donde, aunque no le pagan mucho… Saca para la chuleta, como se dice en el argot.
Así el refrán “de revolucionario a mercenario…”
Y TRAIDORES…
Y ya que toco el tema de los revolucionarios y los mercenarios, me viene a la mente la infame imagen de tanto mexicano (y latinoamericano) traidor a la patria y a la raza, que hace cuatro años, y ahora parece que también, dio y da su apoyo al más infame de los mandatarios norteamericanos, el hombre del peluquín anaranjado Donald Trump.
A los mexicanos nos puso por los suelos. Nos llamó violadores, narcos y terroristas. Dijo que íbamos a pagar su chifladura de un muro en la frontera. Encerró, como animales a nuestros niños cuyo único delito era el de tener hambre. Esterilizó ilegalmente a mujeres mexicanas.
Ah, pero a su yerno, Jared Kushner le otorgamos el premio del Águila Azteca, nada más porque nos escupiera y nos pisoteara.
Vergüenza habían de tener muchos y muchas…
