Por Eloy Garza González
Por pura aritmética, la elección presidencial en EUA la ganará Joe Biden. Pero Donald Trump le enredará el estambre. ¿Es legítimo que este último alegue fraude? Éticamente no, pero legalmente puede hacerlo. Otra cosa será que le hagan caso.
Cuando George W. Bush le robó la presidencia a Al Gore (con los votos fake de Florida), todo el mundo le aplaudió a Gore que no protestara y lo pusieron por los cielos (pero no en la Casa Blanca, que es donde quería estar).
Donald Trump sí alegó fraude (a diferencia de Gore) y el mundo sabe que no tiene pruebas. Cierto que Norteamérica “está dividida”, como lo estuvo hace diez, cincuenta o cien años atrás.
En realidad Trump está pensando ya en otra campaña electoral: la que sucederá dentro de cuatro años. Ahora que ando enrrachado con eso de las apuestas, suelto otra apuesta más: si Trump pierde en la actual, será el candidato presidencial del Partido Republicano en 2024. (tendrá 77 años de edad, la misma edad actual que Biden).
Pero para ser candidato tiene que dejar prendida la estufa desde ahora. O sea, tiene que calentar el ambiente desde ya. Seguirá gritando que en esta ocasión se la robaron, que Biden acabó con la economía (ni Alá podría levantarla en varios años), y que la vicepresidenta Kamala Harris (quien será su previsible rival), es la que manda realmente en el Despacho Oval con sus ideas socialistas.
Les apuesto que Trump abrirá en 2021 su propia cadena televisiva, que todas las mañanas fijará la agenda pública gringa, que la opinión pública bailará al son que él les toque y que si de aquí a entonces una enfermedad le anula sus intenciones personales, pondrá a su hija Ivanka Trump para que compita contra Kamala. Todo esto porque con o sin Casa Blanca, el Partido Republicano ya es el Partido Trumpista.
Trump sabe que si en esta no le alcanzaron los votos, sí le podrían alcanzar dentro de cuatro años. Al cabo, tiene de aliados suyos a los blancos rurales, la mayoría de los hombres mayores de 40 años, poco menos que la mitad de los afroamericanos y 37% de los latinos. Juntos, suman más de 65 millones de norteamericanos qué tal parece ninguna encuesta acreditada midió en esta elección. ¿Por qué tanta gente votó por un enfermo mental como Trump?
Hace cuatro años, publiqué un libro que tuvo mucho éxito en México: “El cerebro de Donald Trump: ¿quién es el presidente magnate?”. Durante estos cuatro años, EUA cambió, igual que México y que el mundo. Pero Trump sigue siendo el mismo. Y dentro de cuatro años seguirá siendo el mismo, y jalará para sí una oleada conservadora más grande de la que existe ahora. Ojalá no.