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Por Félix Cortés Camarillo

Me queda absolutamente claro que hay millones de mexicanos que no saben lo que quiere decir la palabra lexicón, y no culpo a nadie de su ignorancia. Viene del griego, como democracia y tantas otras que usamos sin pudor, y quiere decir simplemente “serie ordenada de palabras de una lengua, una persona, una región o una época”. Los que evadimos las confusiones le llamamos diccionario.

            Nula sería nuestra vida si no tuviésemos un dominio del diccionario. Se trata de la primera herramienta que usamos para darle cuerpo a la civilización y de ahí a la cultura: la palabra.

            Resiliencia es una de esas bellas palabras que le dan columna vertebral a nuestro ente social. La resiliencia es la capacidad de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. Empatía, dice la Real Academia Española de la Lengua, es el sentimiento de identificación con algo o con alguien. Lo holístico es lo relativo al holismo, que define a una doctrina que propugna la concepción de cada realidad como un todo distinto de la suma de las partes que le componen.

            El otro día el presidente López confesó su ignorancia al desconocer las palabras “de moda” que tanto se usan hoy y la gente no entiende, como resiliencia, empatía o holístico. Todo porque en la reunión del grupo de los ricos, los del G20, las echaron a rodar sobre la mesa, quiero decir la pantalla.

            Yo tengo en mi memoria más intensa la reacción de los mexicanos en los sismos de 1985 cuando los mexicanos entendimos la resiliencia reaccionando ante una adversidad desastrosa, una empatía ilimitada que llevó a una solidaridad social holística, en la que no importaban las partes sino el todo, social, nacional, humano. Yo estoy convencido de que en ese momento en que los mexicanos entendimos que no necesitábamos guajes para nadar, en que comenzó un proceso de transformación del cual el primer beneficiario inopinado es el presidente Andrés López Obrador. Precisamente ese que nos va a regalar a cada mexicano un diccionario para que aprendamos nuestra lengua y su función.

            Reconocer nuestra ignorancia es una virtud respetable: hacerla pasar como un valor social -y sobre todo político- es una canallada.

PREGUNTA para la mañanera porque no me dejan entrar sin tapabocas: con todo respeto, Señor Presidente, ¿a lo mero mero macho ya leyó usted las dos partes del Quijote, en donde según usted se habla el lenguaje del pueblo y no se usan palabrejas como resiliencia, empatía o holismo? Si lo ha leído, acuérdese del consejo del Quijote a Sancho, cuando el escudero estaba hundiéndose en su propia mierda: mejor no meneallo.

‎felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: stafflostubos
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