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Por Félix Cortés Camarillo.

“…hace un año que se cumple en este día

te recuerdas que en tus brazos me dormía…”

Felipe Valdés Leal, Hace un Año

Los mariachis callaron. Pero no fueron los únicos.

Hoy estamos en la etapa de las lamentaciones, recordando el primer aniversario de aquel pasmo en nuestras vidas, el Covid 19.

Hace un año ocurrió el número cero de esta nueva edición de la existencia: el primer infectado, el primer muerto, el primer pánico, la primera alerta, el primer conocido, vecino celebridad o pariente que dejó de estar, la primera restricción a lo que consideramos nuestros derechos básicos. Salir a la calle cuando queremos y a donde se nos pegue la gana. Tocar y acariciar a los amados. Toser y estornudar sin preocupaciones cuando al cuerpo le plazca. Viajar sin restricciones y mostrar la sonrisa a plena cara a quien nos guste.

Hoy martes se cumple un año de que las escuelas del país amanecieron sin su contenido más importante: los educandos.

Por muchas razones, la paralización del sistema educativo nacional es una de las bajas más importantes de esta pandemia implacable. Si la educación debe ser el principal objetivo de una sociedad, su deterioro es daño mayor. Cierto que las alternativas seleccionadas para suplantar a las lecciones en el aula han sido auxiliar eficiente; no pueden sin embargo suplir al contacto directo.

Hay un perjuicio adicional. Tenemos un incalculable número de hogares en los que la madre no es solamente cocinera, lavandera, niñera y enfermera de sus hijos: muchas veces es el principal y único proveedor de los recursos esenciales para el hogar; para ellas, mandar a sus hijos a la escuela era un alivio. La estúpida idea de aniquilar las guarderías subrogadas a particulares, fruto de la paranoia a todo lo que huela a empresa privada que sufre el presidente López, guarderías que nacieron de la manifiesta incapacidad del gobierno para atender a los niños, vino a ponerle una piedra en el camino doloroso de esas madres.

Dejo de lado el trastorno sicológico que en alumnos, maestros, madres, padres y sociedad entera nos está dejando todos los días la pandemia. Primero, porque es inconmensurable: esto es que escapa a toda medición. Segundo, porque si enfrentamos hoy en día la alternativa de morir de Coronavirus o morir de hambre, poco nos debe preocupar el volvernos locos todos ustedes.

Por todo ello las víctimas todas de este particular reclaman al gobierno la reapertura de las escuelas -con todo y lo vetustas y abandonadas que muchas están- a la brevedad posible. Los argumentos médicos son válidos: los menores de edad no son probables víctimas del Coronavirus, aunque sí probables transmisores que contagien a padres y abuelos. Si el sistema de vacunación funcionara con mejor abasto y organización y menos demagogia, podríamos estar llegando a una importante etapa del regreso al mundo mundial.

PREGUNTA para la mañanera, porque no me dejan entrar sin tapabocas: señor presidente, con todo respeto, aunque usted dijo en Oaxaca que los apoyos del bienestar social van a subir, pero no eran para siempre ¿eso quiere decir que se acaban en cuanto termine el conteo de las elecciones de junio?

‎felixcortescama@gmail.com

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Vía / Autor:

Félix Cortés Camarillo

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Autor: lostubos
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