Por Félix Cortés Camarillo.
felixcortescama@gmail.com
En el juego en México adelantado de los pronósticos deportivos sobre la sucesión presidencial, las revelaciones usualmente varían según el perfil personal del presidente.
Por vez primera, comparto y transcribo, entre comillas, dos diálogos que, no dudo, tuvieron lugar en la misma oficina del Palacio Nacional. Los protagonistas son el presidente Adolfo Ruiz Cortines y su ministro del Trabajo Adolfo López Mateos.
Acto primero. personajes en el sitio.
En su oficina presidencial Don Adolfo Ruiz Cortines recibe a Adolfo López Mateos; abre una urna que está exactamente detrás de su silla presidencial. Saca de ahí una preciosa botella de mezcal de Oaxaca, que le gustaba, y además, de la urna saca solamente una copa. Se sirve. Toma un sorbo. Se dirige a López Mateos y le dice -más o menos, por eso las comillas ficticias- «me han informado, señor licenciado, que hay sectores de nuestro partido que se inclinan a que usted sea el próximo candidato a la presidencia de la República. Quiero decirle, con mucho afecto y respeto, que usted no será el próximo presidente de México».
Con una gran compostura, López Mateos agradeció la deferencia y se fue, dolido.
Acto segundo. Una semana después
Mismos personajes en el sitio.
El presidente Don Adolfo Ruiz Cortines, habiendo convocado a su subalterno López Mateos lo recibe. Abre una urna que está exactamente detrás de su silla presidencial. Saca de ahí una preciosa botella de mezcal de Oaxaca, que le gustaba, y pero ahora dos copas. y las llena.
Y le dice a Don Adolfo: Quiero ser el primero en brindar con el próximo presidente de México.
Pasado el soponcio, López Mateos tuvo que preguntarle al veracruzano; Presidente, me dijiste primero que yo no era y ahora resulta que sí soy. ¿Qué onda?
Don Adolfo, que era muy sabio, le dijo y no me consta: «la primera vez que viniste a verme, en la antesala había dos millones de cabrones que estaban seguros de que tú eras el bueno. En tu segunda visita había bastante menos cuando saliste» Aprende Adolfo.
En México, ya comenzó la batalla final, Yo dudo mucho que el presidente López tenga la sabiduría y el gusto mezcalero, que el viejo que jugaba dominó.
PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): Señor presidente: Yo le sugiero instituir la medalla LOPEZ GATELL a la mentira. Tengo candidatos a recipientes.