«Luciendo los tatuajes de un pasado bucanero
De un velero al abordaje de un, de un no te quiero querer»
// Joaquín Sabina
Por Obed Campos
Pasan los días y nuestros flamantes funcionarios y diputados no saben hacer otra cosa que mostrar los dientes y enseñar de qué están hechos.
Por mucho perfume francés que usen, el hedor a bucaneros no se lo pueden quitar, porque lo traen inscrito en su ADN y más que los colmillos, como se dice por acá, enseñan el cobre.
En el primer caso del que hay que hablar, es que mientras el gobernador Samuel García dice que está ya trabajando de la mano y en plena cordialidad con el gobierno federal en todos los temas, especialmente en salud, no es posible que su diputada, Sandra Pámanes, quien se supone que es experta en temas políticos, salga con un discurso en Congreso haciendo alusión a que se debe poner atención a lo que ella llamó “política criminal del gobierno de López Obrador” en el sentido de los malos resultados de la lucha contra el cáncer infantil.
Está bueno que la legisladora toque ese tema, que nos duele a todos los mexicanos y que no termina de quedar claro, pero aunque usa la tribuna lo hace sin dar ninguna información al respecto.
¿Dónde quedaron los datos duros?
Y lo que es notorio es que aunque Sandra y Samuel son del mismo partido no comulgan con la misma idea de hacer política y llegar a la colaboración en conjunto, que es lo que el pueblo quiere.
Y otra que no sabe de política (y esto se ve a leguas) y que a cada rato demuestra su improvisación porque se ganó la curul en una rifa es la “lideresa” de la bancada de Morena en el Congreso, Jessica Elodia Martínez Martínez, quien, ignorante de toda etiqueta y cortesía política en el pasado evento de toma de protesta del gobernador Samuel García, se empeñó en colar a su esposo a los festejos.
Y aunque los organizadores fueron muy cuidadosos en la invitación a todas las autoridades políticas a la cena y no hubo una sola invitación para que alguien fuera acompañado de su pareja ya que las invitaciones fueron personales, la legisladora, ahora sí, como dicen los chavos, hizo el oso.
Bueno, me platican que fue tanto el empeño y la necedad para que le dieran un pase a su esposo, que, con tal de quitársela de encima, le dieron la dichosa invitación, para que se convirtiera en un colado o en un gorrón oficial.
Al enseñar los dientes Martínez Martínez dejó ver a Morena como un partido de muertos de hambre.
Y esto último, si no fuera trágico, sería cómico.