Por Obed Campos
Hay testimonios de vecinos del Fraccionamiento Mirador de San Antonio, de Juárez, Nuevo León, que afirman que tras los llamados de urgencia a la policía de ese municipio, ante los gritos de auxilio provenientes de la casa marcada con el número 202-B de la calle Benoni, 30 largos minutos después se apersonaron dos patrulleros.
Uno de los policías, dicen los vecinos, se entrevistó con Brandon, de 23 años de edad, de quien posteriormente se supo que apuñaló mortalmente a su esposa, a sus dos pequeños hijos, a su madre y a su padrastro, pero logró despistar a los uniformados, a quienes le dijo que el escándalo venía de otra parte.
¿Qué clase de entrenamiento tienen esos cuicos? ¿De qué academia salieron para no notarle nada raro a un multihomicida, casi en el acto?
Así, los despistados municipales que llegaron 30 minutos tarde, no demuestran más que una cosa: el municipio que encabeza Francisco Treviño Cantú, el alcalde, es tierra de nadie. Tierra sin ley, con un cuerpo de policía que está bueno para cualquier otra cosa, menos para cuidar el orden y la integridad de la ciudadanía.
Los dos uniformados se retiraron, porque, según testigos, “ya no se oían los gritos”.
Brandon fue detenido ayer en San Pedro, porque al parecer se entregó a la policía, no porque lo anduvieran buscando.
Y así es como funcionan nuestras policías: a la ley del topetón, porque si no lo encuentran a uno con un cuchillo clavado en la espalda y sangrando “no hay delito que perseguir”.
No cabe duda que en esa materia el alcalde Treviño Cantú tiene mucha tarea por delante porque por lo pronto, él y su ignoto jefe de policía ya le salen a deber a la sociedad, con policías que, como en el mal chiste, están para “cuidar el orden y no el desorden”.
Policías que están buenos para mandarlos a traer la muerte.
QUE MEMECITO NO VA
No me lo aclararon por las vías oficiales, pero ayer trascendió que el ex secretario del Ayuntamiento de Monterrey, Juan Manuel Cavazos Balderas, “Meme Cavacitos” o “Memecito Cavazos”, como usted quiera, se quedó vestido y alborotado y no se va a hacer cargo de Protección Civil de Monterrey.
La razón no me la dijeron, pero tal parece que hubo un arrepentimiento y un tal Fernando “no se qué apelativo” está a cargo de la oficina, temporalmente.
Suerte para la próxima y a seguir participando.