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Semáforo del delito o una lámpara sin luz

El diablo está en los detalles

Por Obed Campos

¿De qué color es la luz del semáforo del delito para Nuevo León?

En estos treinta y tantos años en el oficio me ha tocado conocer a compañeros que se convirtieron en grandes de la estadística. Uno de ellos, el inolvidable Desiderio Morales, cuya partida de este plano existencial es una de las tantas pérdidas que nos dejó la crisis del Covid.

En menor medida, pero otro grande de los estadísticos, es el periodista Alejandro González, con quien compartí mucho en tantos años en la redacción del otrora Diario de Monterrey.

Pues bien, Alejandro y Desiderio, si algo me enseñaron, fue el saber para qué sirven los números y de qué sirve contar las cosas y los eventos.

Llevar un registro matemático de los hechos históricos se convierte entonces, en una herramienta esencial para aquellos que quieran administrar bien.

¿Qué sé del llamado Semáforo del Delito? Ah, pues hablando de números, el Semáforo del Delito es el negocio de un tal Santiago Roel, quien se aprovechó del apellido que carga y de un proyecto al cual tuvo acceso en tiempos de Sócrates Rizzo en la gubernatura desarrollado por la Policía Judicial que encabezaba en aquel entonces el desaparecido Fernando Garza Guzmán.

El proyecto original trataba de llevar la cuenta de la incidencia delictiva en el estado, que, créame amable lector, era totalmente distinta a la que vivimos casi tres décadas después.

¿Para qué llevar la cuenta de los delitos? Pues para buscar prevenirlos.

Por alguna razón burocrática el Semáforo del Delito de la administración de Rizzo se fue a dormir el sueño de los justos y luego Roel compartió la idea con el que ahora es alcalde de San Pedro, Miguel Treviño de Hoyos, y juntos montaron un negocio.

Treviño de Hoyos, entre otras linduras, siempre se ha autonombrado como experto en materia de seguridad, y su posición como alto empleado de la familia Junco, dueños de El Norte, le facilitó “vender” el servicio a cuanta institución tuvo a la mano.

Así, si usted, por poner un ejemplo, (no vaya a creer que esto es cierto) es alcalde de Gatos Güeros, Nuevo León, y quiere que su municipio no aparezca tan pintado de rojo en el tal semáforo, pues… Hay maneras de cambiarle la luz al aparato.

Lo demás para Santiago, es pegarle al pontífice y acudir a dar cátedra de la materia a cuánto foro lo requiera en el país… y en el mundo civilizado.

Y Miguel, pues como ahora juega a las carreteritas de Hot Wheels con los caminos de San Pedro, pues ya no tiene tiempo de andar viendo lucecitas…

Y el Semáforo del Delito, pues es una lámpara sin luz, como cantaba Pedro Yerena.

obedcampos@gmail.com
@obedc

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Autor: stafflostubos
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