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Por Obed Campos

¿Así cómo vamos a esperar que los policías cumplan con su deber y defiendan a los ciudadanos si a la hora de la hora los ciudadanos les damos la espalda y los dejamos a merced del criterio de jueces que siguen, como en los viejos tiempos, juzgando fojas de expedientes y no seres humanos?

Es mi pregunta de año nuevo y se la planteo al secretario de Seguridad Aldo Fasci Zuazua y al señor juez, su señoría Manuel Hernández Cervantes, quienes, con su criterio, han demostrado que en Nuevo León tiene más garantías la delincuencia que los hombres de la ley.

Lo digo porque Hernández Cervantes decidió vincular a proceso al oficial de Seguridad Pública del Estado (o Fuerza Civil) José Mariano Eligio, a pesar de las evidencias de que en cumplimiento de su deber acudió al llamado de auxilio a una familia que sufría agresiones cometidas en su perjuicio por un sujeto, quien, bajo el estado de ebriedad y los influjos de drogas enervantes agredía a su pareja, la cual está embarazada, a su hermana y demás miembros de la familia.

“Proteger y Servir”, reza el slogan de Fuerza Civil, y fue precisamente a lo que acudió Mariano Eligio a la colonia Genaro Vázquez, el pasado 24 de diciembre… Nunca se imaginó la amarga Navidad y el negro fin de año que le esperaba, ya que, en su intervención, el agresor fue muerto en defensa de los ofendidos, pero el juez no lo ve así, por lo que ordenó que el elemento continúe con el proceso para demostrar su inocencia… tras las rejas.

Y es que el criterio erróneo de su señoría Hernández Cervantes fue determinar que con un chaleco antibalas ¡se está protegido contra armas punzo cortantes!

¡De lujo! El Juez se erigió en perito y no vio que basta con tomar las medidas del chaleco (el cual portaba el elemento Eligio, de hecho era de su pareja, porque en Fuerza Civil no tienen ni para eso) para ver que los órganos vitales, la yugular, la carótida y demás puntos quedan expuestos a un contacto con el “arma blanca”… La cual es mucho más larga que el grosor del chaleco.

Eso sí, mientras los altos mandos de la corporación celebraron con champagne y coñac, el humilde policía tuvo la más negra de las celebraciones.

Y yo sé que aun no es Halloween, como para andar con esos cuentos de terror, pero seguiré informando.

obedcampos@gmail.com
@obedc

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Autor: lostubos
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