Por Obed Campos
Nuestros gobiernos, llámese municipal, estatal o federal, debe de aprender de las frases simples: “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda” es un refrán fácil de aprender y de comprender, tanto que gente como Samuel “Mattel” García, nuestro gobernador tan dado a lo superfluo, como el alcalde Luis Donaldo Colosio, montado siempre en una nube de soberbia.
Mientras Nuevo León y Monterrey, especialmente, se mueren o de sed o a balazos, ambos gobernantes se la están pasando como en un guion de “Fantasías Animadas de Ayer y Hoy”, aquellas caricaturas de los años 40 y 50 que tanto disfrutamos los que alcanzamos la tele en blanco y negro.
Efectivamente, Nuevo León no es Disney World, por más princesas y princesos que hallan accedido al poder. Las sillas en la alcaldía y el Palacio de Cantera no son tronos y por las venas de Colosio y de Samuel no corre sangre azul, les tengo noticias.
Ambos personajes deberían detenerse por un momento y dejar de estar jugando al jerarca para que evalúen de a deveras qué se podrá hacer para enfrentar no la crisis que viene, sino en las que ya estamos metidos hasta las orejas.
Pero jugando a ser Casas Reales no se va a lograr nada.
Esto es en serio, señoras y señores, y ambos jerarcas deben de darse cuenta que a los que vivimos aquí nos va la vida en ello.