Por Francisco Tijerina Elguezabal
“No por mucho madrugar,
amanece más temprano”
Refrán popular
Uno de los aspectos más importantes de la política, las elecciones y el gobierno es el tiempo, ese recurso no renovable que no puede comprarse con nada y al que es necesario cuidar como el más preciado de los tesoros.
Pero no sólo hay que cuidarlo, saber invertirlo y jamás dilapidarlo, hay que saber, como decía el Maestro Renato Leduc, cuándo amar y también desatarse a tiempo, o dicho en otras palabras, cuándo echar a andar el carro y cuándo meter el freno.
A esto último le llaman “timing” y saber manejarlo y aprovecharlo es don que tienen muy pocos.
Es legítima y válida la aspiración que Marcial Herrera tiene de ser candidato para alcanzar la alcaldía de San Pedro Garza García, el problema es que al destaparse cuando faltan poco más de dos años para la elección ha cometido un gravísimo error de “timing” que lejos de beneficiarle, como él o tal vez sus asesores pensaron, terminará perjudicándole.
Porque al ser el primero en sacar la cabeza, el resto de los aspirantes al mismo cargo tendrán por lo menos dos años, desde la comodidad del anonimato, para hacerle la vida imposible, criticarlo y revisar su vida y obra para exhibirlo y buscar la manera de desbarrancarlo.
Sí muchos son los que quieren el puesto y de algunos sabemos sus intenciones, pero en el juego de la política es necesario saber jugar los tiempos, porque nada es seguro y si no me cree pregúntele a Roberto Palazuelos.
Si Marcial ya se subió al caballo y va a empezar la carrera, tendrá que aplicarse para construir una campaña impecable, de un trabajo intenso y de una imagen sin mácula, con una estrategia clara y objetivos cuantificables sobre una calendarización óptima.
Hasta antes de su destape pudiese haber cometido errores y caer en traspiés, pero ahora no, ya no podrá hacerlo porque cualquier error le costará. De aquí en adelante puede subir la escalera peldaño a peldaño, pero puede caer en un solo tropezón hasta el fondo.
Como diría José Alfredo Jiménez en “El Rey”, en esto como en muchas otras cosas de la vida “no hay que llegar primero, pero hay que saber llegar”.