Durante casi todos los gobiernos del viejo PRI se usó la renta petrolera en su mayor parte para subsidiar los precios de los combustibles de auto y de otros servicio, para mantener la idea de que esos gobiernos procuraban el bienestar de los mexicanos.
La receta electorera funcionó en tanto las finanzas públicas mantuvieron el déficit primario bajo control y no se contrataran deudas para continuar con la política de subsidios.
Por supuesto que cualquier precio subsidiado, invita al uso irracional del objeto mismo del consumo, y a severas distorsiones en toda la estructura de precios y salarios, al grado de que vivimos una economía de ficción que no era sostenible ni en México o en cualquier país .
La sensación de bienestar y de “Cuerno de la Abundancia” no era sino una gran mentira que explotó durante el sexenio de Luis Echeverría y que aún no hemos terminado de pagar, pues esa mentira se sufragó con deudas y ubicación errónea de los recursos del país.
Tan grande fue la mentira y tan nefasta su influencia, que a partir de esos subsidios hasta se desarrollaron nuestras ciudades planas, de baja densidad y dependientes del uso del automóvil privado.
Hoy la coyuntura vuelve a poner el asunto de los combustibles y su precio sobre la agenda y el gobierno esta tomando las mismas malas decisiones de antes. Una cosa es tratar de suavizar el impacto sectorial de los precios de los energéticos de acuerdo con los multiplicadores económicos y otra muy diferente el usar todos los recursos a la mano debido a razones de popularidad electoral.
El aumento en los precios del petróleo y el comercio de toda su cadena de sucedáneos en términos netos no alcanza para pagar la diferencia que significa mantener los precios con tal de que la popularidad de los burocrátas se mantenga a cualquier precio y así sostener el estandarte de una transformación que se enarbola como tal pero no cambia nada.
El mundo tardará en estabilizarse, o quizá no vuelva a ser como lo conocimos, y la aguda carencia de reservas para enfrentar el nuevo orden de las cosas nos dejará otra vez en posición de retroceso para los tiempos, y que no podremos eludir por cargados de compromisos adquiridos para sostener la gran mentira de un falso bienestar energético .
