Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Tendremos el destino que nos hayamos merecido.” Albert Einstein
Y por fin el destino nos alcanzó.
Y se llegó el día en el que lo “políticamente correcto” se impuso a lo simple y llanamente correcto y nuestro mundo polarizado se partió en dos defendiendo una y otra caras de la moneda.
Mucho se ha escrito y dicho sobre el incidente entre Will Smith y Chris Rock en la entrega de los Óscar del pasado domingo, desde la versión de que todo se trató de un montaje, hasta las historias más inverosímiles.
El punto se ha centrado en la reacción de Smith al ir hasta el escenario y pegarle un bofetón a Rock tras la broma hacia la esposa del primero, la también actriz Jada Pinkett, sobre su pérdida de cabello producto de la alopecia que padece desde hace un par de años.
Tantas y tan severas fueron las críticas a Will Smith, que hubo de disculparse públicamente a través de sus redes sociales. Una de las frases más destacadas de su largo mensaje dice: “No hay lugar para la violencia en un mundo de amor y bondad”.
No justifico la violencia, sin embargo considero que también existe la violencia verbal y el agravio (porque no fue simplemente una broma) de Chris Rock a la pareja de Smith fue a todas luces un acto de violencia fuera de tono y lugar.
Sé que los conductores de la ceremonia de entrega de los premios de la Academia están ahí para llevar la ceremonia de manera entretenida, tomando en consideración que se trata no sólo del evento en el teatro sino de un espectáculo diseñado para la televisión que tiene una de las audiencias más altas en el planeta, pero por lo mismo una pretendida broma tan de mal gusto no cabe de ninguna forma en un evento de esta magnitud.
Al chiste de mal gusto habría que agregar el momento anímico por el que pasaba Will Smith quien tenía toda la adrenalina del mundo al estar nominado para recibir el premio al mejor actor, el cual le terminaron dando, por lo que una reacción como la que tuvo puede ser considerada como normal.
Sin embargo he visto la manera en que muchos hombres que conozco se han colocado del lado de Chris Rock y se han pronunciado por la paz y casi casi por recomendarle a Smith el colocar la otra mejilla, antes de ir a plantarle un zopapo al agresor.
Las damas, por su parte, han sido en su mayoría más solidarias con la afectada y han exigido respeto para que sufre de una enfermedad que de ninguna forma puede ser motivo para expresar una burla y menos ante millones y millones de personas.
Y ya entrando en el terreno de los “hubiera”, esos que no existen, muchos se preguntan qué habría ocurrido si el emisor del chiste de pésimo gusto hubiese sido blanco, ¿habría ido Smith igual a ponerle su cachetadón? Yo creo que sí.
Si en lugar de un chiste Rock le hubiese disparado a la mujer con una arma de fuego y la hubiese matado, todos saltarían diciendo que se trataba de un feminicidio, pero hoy lo justifican y exigen al ofendido se disculpe.
El destino nos ha alcanzado y hoy parece imponerse lo “políticamente correcto” a los valores que nos inculcaron, esos de respetar a las damas y proteger a nuestra familia de quien la agreda de cualquier manera.
“Siglo veinte, cambalache, problemático y febril…” diría Carlos Gardel.
ftijerin@rtvnews.com