Noticias en Monterrey

Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Por José Jaime Ruiz

En la presentación de sus Pasajes de París, publicados hace tiempo en el periódico El País, José Vidal-Beneyto da cuenta del espacio público:

– El espacio público consiste… en una plataforma de encuentro y conocimiento, de conversación, de intercambio de noticias e informaciones, de debate y de elaboraciones argumentales que sirven para preparar y proponer interpretaciones de la realidad.

– Las relaciones interpersonales y sociales de los seres humanos son fundamentales para su desarrollo y cumplimiento. Esta socialidad congénita, vinculada al aristotélico zoon politikón, reclama ámbitos para su ejercicio.

– Ver y ser visto, instruirse en lo que pasa y confrontar argumentalmente los pareceres de uno con los demás son los rasgos esenciales de los dos modelos de espacio público: el clásico y el moderno.

– El primero corresponde a la experiencia griega del gobierno de la ciudad centrado en torno del ágora, ámbito en el que los ciudadanos se reúnen para tomar las decisiones que reclama la marcha de la comunidad.

– Es la concepción de la polis en la que los ciudadanos deciden sobre aquello que todos tienen en común, frente al oikos que es la esfera privada, reservada a los asuntos domésticos, a las ordinarias actividades económicas.

– El espacio público moderno es una creación de la Ilustración que tiene sus raíces en el pensamiento de Kant, a partir de la cual Habermas tomando apoyo en la öffentlichkeit o esfera de la publicidad y Koselleck en la soberanía del sujeto y en la crítica de la razón práctica reelaboran esta categoría.

– Esta reelaboración se enmarca en la preeminencia de la conciencia individual, incondicionada y autónoma, sin más guía que la razón y la moral.

– El espacio público moderno o burgués se nos aparece como una entidad bifronte, con una cara política y otra social, la segunda funcionando como soporte y fundamento de la primera, pero ambas regidas por el principio de la argumentación y de la crítica y contribuyendo por igual a la producción de la opinión pública.

– El advenimiento de la sociedad de masa y las tecnologías de la información generan un tercer espacio público, el mediático, que es en cierto modo un metaespacio que modifica profundamente la naturaleza y el funcionamiento de los dos anteriores.

– La transformación más relevante es la del abandono de la crítica racional y su sustitución por una opinión difusa, resultado de la agregación de datos, comentarios y juicios de estatus discutible.

– Y así la comunicación política que es la que, según los especialistas –Roland Cayrol, Dominique Wolton, Danin Nimo, Keith Sanders, etcétera– deriva de la interacción entre los políticos, los periodistas, los institutos de encuestas/sondeos y los intelectuales se ve radicalmente afectada por el proceso de mediatización.

– Limitándonos a estos últimos, su entrega a la espectacularidad los ha convertido en difusores de mostrenqueces, recitadores de insignificancias, en saltimbanquis del pensamiento. De esta contaminación mediática, unos por ambición y otros por frivolidad, no nos hemos salvado casi nadie, ni los literatos best sellers, ni los profesores del jet-lag.

Hasta aquí José Vidal-Beneyto. ¿Cuál es nuestro espacio público en una sociedad donde el servicio básico del agua no fluye? ¿Cómo se degradó la democracia cuando los ciudadanos no deciden las políticas públicas? ¿Qué majadería neoliberal nos hizo siervos? ¿Dónde residen los mostrenquences?

José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime – ww.lostubos.com

Fuente:

Vía / Autor:

// José Jaime Ruiz

Etiquetas:

Compartir:

Autor: lostubos
Ver Más