Por José Jaime Ruiz
@ruizjosejaime
Si algo caracteriza al gobernador Samuel Alejandro García Sepúlveda es su incumplimiento. Educado en la industria facturera, aprendió desde temprano a sacar la vuelta a las obligaciones, también a las responsabilidades fiscales, a incumplir. Samuel Alejandro es genéticamente incumplido ergo evasivo ergo irresponsable (sus títulos patito son eso, evadir el estudio para comprar el kárdex).
La educación bancaria (Paulo Freyre) de García Sepúlveda fue esa: incumplo, luego existo. Incumplir en política, sin embargo, equivale a traicionar y la traición, se sabe, “cuando no se vuelve cobardía, es la forma superior de la decisión política”.*
En 2020 Samuel Alejandro rompió su compadrazgo político con Luis Donaldo Colosio Riojas, lo traicionó. Se encontraban en la disputa de quién optaba por cuál puesto de elección popular. En ese momento, por las tarugadas comunicativas en las redes sociales, García Sepúlveda cayó en las preferencias y Clara Luz Flores Carrales parecía invencible.
Agotada la posibilidad de una alianza entre el PRI y el PAN en la disputa por la gubernatura, Zeferino Salgado buscó a Luis Donaldo Colosio. Dante Delgado se sacó de la manga una elección interna en Movimiento Ciudadano que definiría a su candidato a la gubernatura. Ante ello, el PAN se retiró de la mesa y declinó ir en coalición. Colosio pidió una elección abierta a la ciudadanía, Samuel Alejandro una interna en “apego a la ley”.
La distancia tuvo su anécdota cuando en agosto de 2020, después de la polémica por la misoginia de Samuel en contra de Mariana Rodríguez, criticada por Luis Donaldo, el entonces senador calificó a su “compadre” de corrupto, cobarde y oportunista.
Lo demás, historia: las presiones de Dante Delgado triunfaron y la traición de Samuel Alejandro se consumó. Luis Donaldo declinó participar con el PAN o con Morena para buscar la gubernatura y se decidió por MC para la alcaldía de Monterrey, donde arrasó.
Hace pocos días, el panista Zeferino Salgado subió un video a las redes sociales dando cuenta de cómo rompía “Samuelín” los acuerdos. “No pasa una semana sin que alguien traicione a un ‘amigo’, abuse su confianza, corra a socorrer al campo enemigo”. *
Perdida la batalla social por la contaminación, la movilidad, la sequía, la inseguridad, Samuel Alejandro pidió una tregua de un mes al PRIAN en el Congreso para no perder también la batalla política. La guerra empieza cuando se firma la paz. El cálculo del gobernador es que, de aquí a agosto, podrá atemperar la desesperación y exasperación ciudadana por la sequía y por el transporte público (el tarifazo y un Metro en decadencia y también con aumento). Una apuesta difícil: la clase política le seguirá creando vacíos y Samuel Alejandro, como la fábula de la rana y el escorpión, seguirá siendo fiel a su naturaleza traicionera.