Por Francisco Tijerina Elguezabal
“La desobediencia es la virtud original del hombre.
Mediante la desobediencia y la rebelión se ha realizado el progreso”
Oscar Wilde
Primero fueron unos cuantos vecinos los que se manifestaron bloqueando una calle; luego cuatro señoras atravesaron sus coches y bloquearon la Carretera Nacional por unas horas y así han seguido las protestas, con más y con menos, pero creciendo en número y en alcance.
Ayer dos mujeres hastiadas de no tener agua se apersonaron en las oficinas de Agua y Drenaje en el centro de Monterrey, frente al Obelisco y ahí les dijeron a los empleados hasta de lo que se iban a morir; dos policías intentaron controlarlas y fueron agredidos, por lo que pidieron refuerzos y el asunto se fue elevando de tono hasta que al intentar huir las quejosas le pasaron por encima de un pie a una mujer policía y por ello fueron remitidas a los separos para que la autoridad determine su falta.
Un día antes en las puertas mismas del Palacio de Gobierno una mujer reclamaba a gritos que no la dejasen pasar y exigía ser escuchada por el Secretario de Gobernación y no había poder humano que la callara o pudiese convencer. De no ser por la mano izquierda y buenos oficios de Héctor Gutiérrez de la Garza, delegado de Gobernación en la Entidad que salió a atenderla, la señora se hubiese llevado las ocho columnas por encima del Secretario Adán Augusto López, con todo y su anuncio de las obras para el agua en Nuevo León.
Más que por la falta del líquido, la crispación social va en aumento por las fallidas estrategias y la mala comunicación que ha tenido el Gobierno del Estado.
El programa para brindar agua de las 4:00 a las 10:00 o a las 12:00 (ya no sé ni a qué horas terminaron diciendo) fue un fiasco, como anteriormente lo fue el cancelar el servicio por zonas una vez por semana, porque nunca se cumplió con lo prometido.
Al día de hoy hay lugares en los que nunca se ha ido el agua y otros que llevan muchas semanas sin ver una gota.
Si no fuese verdad no se estarían ocupando los tinacos comunitarios ni hubiesen hecho falta las 100 pipas que envió el Gobierno Federal.
Y es que todo ha sido una danza de números que nada más no cuadran. ¿No lo cree? Mire esto: el 1 de junio el gobernador dijo que habían rentado 100 pipas para traer agua de El Cuchillo y que habían comprado 34 para distribuir el líquido en colonias; el 6 de junio Juan Ignacio Barragán declaró que traerían 120 pipas de distintos Estados del país para afrontar el problema; el 8 de junio pusieron 30 frente a Palacio de Gobierno (eso sí, muy pintaditas y muy monas); el 28 de julio Samuel García dijo que Brownsville enviaría 40 pipas con agua desalinizada, pero esas nunca se vieron.
Y así por el estilo, metros y metros cúbicos por segundo que recuperan, encuentra, requisan, que llueve gracias al bombardeo de nubes; pipas, pipas y más pipas, pero lo cierto es que la molestia y el enfado siguen en aumento y están llegando a un nivel insostenible en el que ya a la gente le comienza a valer un cacahuate la autoridad y están pasando de las protestas a algo más serio.
El asunto del agua no se resolverá en una semana. Falta lo que resta de agosto y parte de septiembre para ver si empieza a llover y no bastará con que llueva, porque eso simple y sencillamente servirá como un detonante ya que la ciudadanía exigirá servicio en toda el área metropolitana y si no lo dan, habrá problemas.
Más vale que tomen previsiones y comiencen a comunicar con mayor precisión, si no quieren que les explote el caldero en la cara.