Pese a que había un pacto entre los dos grupos de poder en el estado, ninguno respetó el acuerdo. Cuentan que las huestes de Abel Guerra mostraron su colmillo
Por Obed Campos
Según me dicen las malas lenguas en los pasillos políticos las huestes de Abel Guerra mostraron el colmillo retorcido del arquitecto de Escobedo, tanto en la votación del pasado 31 de julio como la asamblea para nombrar al comité ejecutivo estatal del día de ayer domingo.
Y es que la gente de Guerra barrió con el cuadro en el Congreso morenista en el cual se definieron la presidencia de esa organización política y siete secretarías que conforman el Comité Ejecutivo Estatal del partido del presidente López Obrador.
La confronta marcó líneas muy claras entre los grupos adversarios: Por un lado estaban los seguidores de la lideresa Grecia Benavides, quien comanda hasta la fecha una estructura de alrededor de 380 coordinadores de operación territorial así como 12 coordinadores distritales y dicen que 10 operadores administrativos.
Estos números se traducen en más de 400 almas morenistas a su servicio, y los aliados de la interfecta son nada menos que los diputados Berenice Martínez, hija de la súper delegada Judith Díaz, la propia Judith quien cuenta con una estructura en la Secretaría de Bienestar de más de mil “Siervos de la Nación” bajo su mando,
Pero hay que agregar que sirven a Benavides también el diputado Waldo “El Mundo no Me Merece” Fernández, la diputada Jessica Martínez, y el supuesto operador político Alfredo “El Halcón” Treviño.
Por otro lado, se sabía con antelación que Abel Guerra, como líder ex priista y ahora morenista aunque no ha renunciado a su filiación tricolor, cuenta con una estructura social de más de 30 años que ha venido fortaleciendo de forma constante.
Sin embargo su contraparte se encontraba en una posición nada despreciable, con presupuesto del Comité de Morena nacional con más de 4 millones 800 mil pesos mensuales de presupuesto, que maneja a voluntad y discreción la lideresa Grecia Benavides…
Y qué decir de la estructura de Judith Díaz, con más de 11 millones de pesos mensuales de los de presupuesto supuestamente destinados a mantener a los “Siervos de la Nación”, y esto sin contar el presupuesto de los diputados Waldo Fernández, la diputada Jessica Martínez, y Berenice Martínez de los cuales se desconoce el monto con el que cuentan para el manejo de la conformación de estructuras, ya que todo se maneja en la tiniebla.
Observadores de la confronta me dijeron que con esta estrategia y estos recursos fue que quisieron “hacerle montón” a la gente de Escobedo, pero el tiro les salió por la culata.
Cabe aclarar que hubo previo acuerdo entre ambos bandos, en el cual acordaron distribuir de forma justa y para evitar desgastes al interior del partido en el estado.
No obstante que dado la mayoría de consejeros le permitían al Grupo Escobedo (léase, Grupo de Abel Guerra) llevarse el carro completo como finalmente sucedió, y quienes habían permitido acceder a varias de las Secretarías al otro grupo siendo que dicho acuerdo lo incumplieron al cuarto para las 12 el grupo de Grecia, Judith, Alfredo Treviño y los mencionados diputados, que al final se quedaron “milando como el chinito”.
Y aquí hay que reconocer, me dicen “los colmillotes de Abel Guerra” y de sus operadores entre los cuales se encuentran algunos morenistas ya veteranos en estas lides, quienes en todo momento advirtieron a su ahora jefe político de los riesgos de celebrar acuerdos con el grupo contrario, sobre todo porque tienen fama de incumplidos.
“Fue por eso que los “abelistas” actívaron los planes B, C y hasta D”, me dijo una persona cercana al arquitecto de Escobedo.
“Por avorazados y gandallas se quedaron sin nada, tanto la presidencia del partido como todas las secretarias están bajo el mando de la huestes de Escobedo”, me dijo a eso de las 11 de la noche un amigo de la vieja izquierda, quien me pidió subrayar: “Si oyen chillar a los marranos es que ayer les dieron matarile”.