Por José Jaime Ruiz
Aún no se estrena “Pinocho”, la película de Guillermo del Toro, pero el gobernador constitucional del estado libre y soberano de Nuevo León, Samuel Alejandro García Sepúlveda, Samuelito, ya lleva más de un año mostrando y demostrando su síndrome del muñeco de palo. En su encuentro con la plataforma, “¿Cómo vamos, Nuevo León?”, el gobernador mintió y, los representantes de la plataforma, simplemente lo atajaron, ellos tienen otros datos.
En psiquiatría el Síndrome de Pinocho es el apelativo para la “mentira patológica”; según estudios reproducidos por la Internet, tiene otro nombre, el de “mitomanía”, es decir, la irremediable compulsión que sufren algunos por mentir; con ello, en la edad adulta, las personas mienten y engañan para justificar sus acciones o, también, para ajustar sus defectos en la autoestima. Se sabe que para el mitómano, la mentira es parte consustancial a su realidad. En su ensayo “El acto psicoanalítico” Jacques Lacan escribe: “A veces mentir es la forma como el sujeto enuncia la verdad de su deseo, porque no hay otra manera de enunciarlo que por la mentira”.
El deseo quebrantado de Samuelito por un “nuevo” Nuevo León. Samuelito miente y la plataforma lo desmiente: “Ya a un año quiero decirles que en los últimos meses hemos reducido prácticamente todos los delitos. El de homicidio, que es el más duro, 25 por ciento menos”. Y “¿Cómo vamos, Nuevo León?” tiene otros datos: Luis Ávila, coordinador de la plataforma, aseguró que «Este año, sin considerar los meses que faltan, sería el tercer año con mayor tasa de homicidios (desde el 2011)”. También se destacó que la tasa de homicidios aumentó este año 24.6 por ciento en comparación al 2021; mientras que la tasa de feminicidios aumentó 71.4 por ciento.
Las mentiras patológicas de Samuelito no sólo tienen que ver con la inseguridad, también con los índices de contaminación, tanto con el llamado impuesto verde como con la refinería de Cadereyta; la movilidad donde sólo en su cabeza existen las nuevas Líneas del Metro o las carreteras La Gloria-Colombia y la Interserrana; ni siquiera se ha puesto una sola piedra para edificar el estadio de los Tigres que, dijo, empezaría a construirse el verano pasado. Mitomanía tras mitomanía, engaño tras engaño, mentira tras mentira, ya urge que Samuelito atienda su patología.
Como en el cuento de Carlo Collodi, Samuelito “querría mentir hasta que su nariz reventara los ojos de todos los que le miran. Pero no puede hacerlo”. El Síndrome de Pinocho lo habita. A Samuelito nadie le cree.