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Por José Francisco Villarreal

El Túnel del Tiempo fue uno de mis programas de TV favoritos cuando era adolescente. Se trataba de un par de científicos atrapados en una serie de saltos en el tiempo sin poder regresar a su presente que, para ellos, sería hace más de 50 años. Hoy me parece muy divertida, porque no se midieron con personajes como el fantasma de Nerón, el mago Merlín, y hasta alienígenas. Ya grandecito, entendí que en el remoto caso de que el proyecto “Túnel del Tiempo” fuera real, sería un peligro para la humanidad. Imaginar que un par de científicos reclutados por el ejército de Estados Unidos anden brincoteando entre los siglos, cambiando cosas y “corrigiendo” hechos históricos, no sería tema para Ciencia Ficción sino para el terror más espeluznante. Yo no sé si exista ese multiverso popularizado por los cómics, pero en este universo mi vida depende de los errores y aciertos acumulados durante siglos. Cambiar unas cuantas cosas del pasado alteraría mi presente. Hasta matar una cucaracha en el siglo XVI podría haber causado que hoy fuera presidente de México, y estoy seguro que sería tan malo o peor presidente que los que hemos tenido.

Si los viajes en el tiempo fueran posibles, sería más fácil que entes del pasado llegaran a nuestro presente y nos ayudaran a planear un mejor futuro. Aunque, claro, con los zaguanes temporales abiertos no habría ninguna garantía de buenos resultados. Cualquier metiche del futuro también podría venir a meterse con nosotros y quebrarnos las macetas. El pasado, así como está, sin retoques, es una causa y nosotros somos la consecuencia. Por ejemplo, por no conocer los entresijos de las leyes para el retiro laboral no tomé precauciones en su momento y hoy me tienen a pan y agua la última semana de cada mes. O bien, si hubiera aprovechado mi habilidad para descubrir las debilidades de los demás, hoy sería un político exitoso. Pero, decía mi agüelo: “No hay peor tiempo que el que llega tarde”. Así que es mejor no moverle.

Es evidente que quienes no conocen el refrán son los notables que este lunes 30 de enero hicieron un happening “libre, plural, apartidista y sin fines de lucro”, que se llamó encuentro Colectivo Por México, o México Colectivo, o MeXicolectivo… Todavía no estoy seguro cómo se llame exactamente o si tenga que eliminar el “Por” y reemplazarlo por un “X”, la marca de la ganadería, esa incógnita del Álgebra que desde unos pocos años perdió todo el misterio y la dignidad. Con esos motivos tan altruistas, quiero creer que al encuentro “comosellame” estuvieron convocados TODOS los partidos y TODAS las organizaciones civiles VERDADERAMENTE apartidistas. Tengo mis dudas, porque entre los “notables” y convocantes destacaron personajes ligados a partidos políticos y a administraciones públicas pasadas.

Digo yo, porque, por ejemplo, ver a un entusiasta Dante Delgado radiante de liderazgo y felicidad en el evento no es algo muy apartidista que digamos.

No juguemos con la Semántica. Ni MORENA ni Movimiento Ciudadano son sólo “movimientos”, son partidos con más o menos ideología. Yo no veo cómo esos notables “colectivos” tengan la capacidad hoy que ya están más rucos, ya no digamos de hacer, ni siquiera de proponer lo que no fueron capaces durante su madurez y juventud. El mismísimo MC no ha colocado a funcionarios de elección popular tan probos y eficientes como presume.

Los “magios” de esta logia (Vid. «The Simpson», S06E12) juran que su propósito no es impulsar alguna candidatura, ¡ni lo mande Dios! Sólo quieren convocar a todos, todas y todes, para hacer propuestas. Como siempre en y antes de precampañas electorales, sacan la bola de cristal para profetizarnos un futuro feliz. Y para concebir un futuro feliz necesariamente parten de un presente infeliz. Ya veremos cómo hace don Dante para ofrecernos el Empíreo desde los círculos infernales de Jalisco y Nuevo León, que no son para nada ejemplares. Personajes que pusieron su granito de arena para cavar esta fosa común en la que nos arrojaron, al reconocer un presente deplorable aceptan los errores y abusos del pasado, pero ¡nunca se incluyen! Todos resultan ser chichicuilotes con plumas impermeables al lodo. García Luna no me dejará mentir. Yo sólo les veo en las manos la misma pala de sepulturero pero ahora apuntando al ¡FUTURO! Para eso, confío más en mi Tarot: es igual de enigmático, es igual de impreciso, es igual de viejo, pero por lo menos es más bonito.

El documento básico del colectivo se llama “Un punto de partida”. Antes de cada temática “a ponderar”, se hace una introducción breve de un estado de cosas en cada tema, “sin querer queriendo”, es una crítica a vuelapluma de la actual administración federal, justa en algunos puntos pero sin abundar en antecedentes. Lo entiendo. Al hacer paleontología en esos temas muchos de los notables “magios” podrían encontrar sus propios fósiles… Esos son los riesgos de venir desde el pasado. No veo que sea un buen principio para iniciar un movimiento así, cuando uno de sus propósitos es que “la división debe cesar”. El enunciado de los temas álgidos para la nación era más que suficiente para convocar a la unidad; las palabras previas en cada temario, acusan, es decir, excluyen a un movimiento político que, además, también es un movimiento social (en México ambas cosas casi nunca han sido lo mismo). Se baja el cero y no contiene. Ahora que, eso de “construir una nueva visión del país”… Permítanme dudarlo. No creo posible que estos notables tengan o hayan tenido alguna vez una “nueva visión del país” que no sea la de adaptarla a las conveniencias de los partidos en los que militan, militaron, sirven o sirvieron, e invariablemente a sus muy particulares intereses. Eso han demostrado siempre.

Algunas cosas sí me entusiasman de la “flamante” X de nuestro viacrucis político. Comparto, de verdad, propuestas como: SINTONÍA DE LAS FUERZAS POLÍTICAS, pero no entre ellas sino con la gente; NUEVA VISIÓN DEL PAÍS, pero desde los ojos de los jóvenes porque los viejos, políticos y laicos, ya no vemos ni las letritas de los medicamentos y no tiene caso pretender crear un futuro en el que no vamos estar o lúcidos o vivos; CESE DE DIVISIONES, que no significa consolidar coaliciones de partidos sino darles su lugar y espacio para difundir propuestas ideológicas no evangelios de odio…

Espero estar equivocado, pero este nuevo movimiento me parece un palimpsesto mediocre del tan desacreditado Vamos X México.

Necesario, eso sí, porque a fuerza de ser una coalición opositora con pésimas estrategias, no ha logrado consolidarse como fuerza política por la sencilla razón de que no nació como fuerza política sino como ariete económico de una minoría. Al alejarse brutalmente de la base social, urgía limpiar esa cara sucia con algo que parezca implicar a los ciudadanos como fuerza política, y tal vez darle un espacio dizque “apolítico” a alguna “corcholata” rechazada (no sólo Shakira, también las corcholatas pueden facturar por despecho). Como decíamos antes, varias veces, yo sólo veo un cambio de posiciones de artillería e infantería, no un cambio de estrategia. En términos de esgrima, sólo una finta. Espero en verdad equivocarme; es tan aburrido tener la razón.

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// José Francisco Villarreal

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Autor: stafflostubos
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