Noticias en Monterrey

Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Por Francisco Tijerina Elguezabal

El que no piensa en sus deberes sino cuando se los recuerdan, no es digno de estimación. // Plauto

En teoría resulta sumamente sencillo y en ello la ley es bastante clara: los funcionarios públicos están obligados a hacer única y exclusivamente las tareas inherentes a su cargo, ni más, ni menos, de manera profesional, íntegra, transparente, siempre en tiempo y forma.

Si los servidores de todos los niveles de gobierno cumpliesen con esta simple norma, los ciudadanos no tendríamos problemas y viviríamos más que felices; si quienes ejercen cargos públicos empleasen un poquito, tan sólo un poquito, de criterio, raciocinio y lógica, podrían resolver el difícil problema de priorizar y jerarquizar a dónde y cuándo destinar los recursos.

No hace falta mucho, tan sólo un poco de buen corazón y empatía bastan para darte cuenta de quiénes requieren con mayor urgencia o necesidad algún servicio o apoyo; no hay que ser genios, ni científicos, para poner orden en las cosas y dirigir el trabajo de un equipo.

Es fundamental tener talento para escoger a los mejores en cada función y a ellos encomendarles los diarios quehaceres para, desde la perspectiva, tener la capacidad de analizar y maniobrar, además de dedicar los mayores y mejores esfuerzos en gestionar y conseguir mayores recursos económicos y en especie y, junto con ello, definir el rumbo de cada ciudad, cada estado y del país.

Todo esto es simple lógica y sentido común, pero todo se empieza a complicar cuando en la receta se mezcla la política, las aspiraciones personales, la proyección a futuro y entonces se alteran las prioridades y se modifican los criterios atendiendo otros factores, no necesariamente los que deben ser.

Si cada quien cumpliese -y conste que digo cumpliese, no hablo de taparle el ojo al macho sino de verdaderamente hacerlo- con la parte que le corresponde, otra sería la canción.

Hoy están en todo, menos en misa y con la cercanía de los tiempos electorales su mente, tiempo y esfuerzos están enfocados en los siguientes comicios, en las candidaturas, en el próximo paso, lo que provoca que dejen de cumplir con su actual encargo y así no deberían ser las cosas.

Si todos hicieran lo que realmente deben, no habría necesidad de darle tantas vueltas a las cosas porque su trabajo sería la mejor carta de presentación para seguir ascendiendo en su carrera política.

Pero no, no hacen lo que deben y cuando vienen los reclamos lejos de resolver, dedican enormes esfuerzos en justificarse, en decir mentiras, en fabricar explicaciones que a nadie convencen y que la mayor parte de las ocasiones ni ellos mismos se creen.

Piensan que somos idiotas y nos tragamos sus cuentos y así, de manera cínica y descarada saltan a buscar otro puesto y vuelven a pedir el voto, como si hubiesen resuelto en su momento y cumplido con la tarea que antes se les confió.

Todo se basa en resolver. No habría necesidad de protestas ni pleitos, no habría discusiones estériles ni tantos brincos y desfiguros, si se centraran en simplemente cumplir lo que ofrecieron y hacerlo bien.

A ver cuándo quieren resolver.

Fuente:

Vía / Autor:

// Francisco Tijerina

Etiquetas:

Compartir:

Autor: stafflostubos
Ver Más