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Por José Francisco Villarreal

Hace poco, a raíz de la peregrinación de Claudia Sheinbaum dando entrevistas a distintos medios, vi una foto de la señora junto a un grupo de periodistas “alternativos”, youtuberos e influencers. Algunos los conozco; otros, ni idea. Todos los que identifiqué son abiertos seguidores de la 4T, y de estos, algunos son también sus críticos. Por desgracia no pueden equilibrar ambas posturas, porque la oposición cardiópata da mucho más pie para la crítica dura y hasta la burla. No puedo negarles su título de periodistas, porque ejercen el periodismo aunque no tengan título profesional ni la bendición de grandes medios, ni contratos millonarios, y también porque hay jurisprudencia sobre ese ejercicio.

Así que nominalmente es tan y hasta mejor periodista un Manuel Pedrero que un Carlos Loret, o un Nacho Rodríguez que un Raymundo Riva Palacio.

Mi queja sobre este periodismo independiente es que en muchos casos “ganchan” sus notas y opiniones con enunciados tendenciosos, escandalosos y a la postre falsos. Mi agradecimiento a todos porque al desarrollar la información, despojan el dato de esa frivolidad también tendenciosa con la que se emite en la gran mayoría de los medios convencionales. Al contextualizar, así sea en exceso, le aportan a la noticia el antídoto contra la infección que luego aplica la comentocracia (y los bots, por supuesto) y que normalmente sirve sólo para emponzoñar a los adictos a la ponzoña.

Este grupo de periodistas posando informalmente con doña Claudia, representan una pequeñísima parte de una gran cantidad de navegantes de las redes sociales que replican o interpretan la información, unos a favor del régimen, otros en contra. La candidata de la 4T entendió el mensaje de don Andrés cuando éste dio una entrevista a Inna Afinogenova, periodista de primera, pero reducida a un pequeño medio que apenas sobrevive atacado, descapitalizado y constreñido por las redes sociales. Debe ser todavía traumático para la derecha nacional (el patito feo, cisne aspiracionista de la ultraderecha internacional), que la intensa campaña de polarización y boicot contra don Andrés haya sido rebasada precisamente por el carril derecho, porque le han respondido con su misma estrategia: tomar las redes por asalto. Y lo han hecho con tanta eficiencia que con pocos recursos, pero con ingenio y puntería han logrado echar abajo las carisisísimas campañas de la oposición y sus patrocinadores extranjeros. Si a esto agregamos el escaso ingenio de esa oposición a la hora de generar fake news, los resultados del exorcismo mediático mejoran mucho.

Los periodistas “alternos” que recibió Sheinbaum, nunca serán siquiera considerados para ser abajofirmantes de la sentida carta en defensa de la jefa de corresponsales en México del New York Times. No conozco a todos los firmantes agrupados por el Committee to Protect Journalists en esa carta, pero por los que conozco, feroces detractores del gobierno federal mexicano, vislumbro el sentido del texto. Si bien hay muchas razones en reclamar la indiscreción de don Andrés, no sé que alguno de esos periodistas, ni el propio comité, haya analizado con criterio periodístico ni la carta de Natalie, ni la “investigación” publicada.

Ante tanto periodista solidario con Kitroeff, parece que ninguno se tomó el tiempo para calificar la “investigación”, ni reclamar a ella, a su coautor y al NYT, la evidente intromisión en el gobierno y en el proceso electoral mexicano. Añadiría que la mejor defensa de un periodista o de un medio, es su trabajo.

El acierto de Sheinbaum al acercarse a los periodistas “alternativos”, que se hacen llamar “independientes”, y espero que sí lo sean, es estratégico. Los medios convencionales, salvo escasas excepciones, han caído en el desprestigio y el descrédito. Los diarios emigran al ciberespacio y la tendencia al exceso de comercialización de noticieros les resta seriedad y de paso credibilidad. Especialmente en este sexenio, muchos medios se han mostrado abiertamente parciales a favor de la derecha empresarial, y sistemáticamente adversos al régimen. Sin embargo, a pesar de las fuerzas internas y externas desplegadas para favorecer la candidatura del frente cardiaco, no han podido establecer una comunicación efectiva con la gente. Y me temo que más allá de temas muy inmediatos, como un bache, una luminaria descompuesta, la taquería de moda o el próximo concierto masivo, no podrán obtener más atención pública.

La anemia del periodismo convencional no es fatal, pero sí difícil de paliar. La única manera de que recobren fuerza parcialmente es lograr que en México se imponga una opción política, que no es Sheinbaum. Pero aún así, gane o pierda la continuidad de la 4T, el daño ya está hecho. La gran mayoría de los medios convencionales están condenados a acabar sirviendo para consultar el pronóstico meteorológico, cierres viales, fechas de pago de predial y la cartelera de espectáculos. La gran mayoría de los grandes líderes de opinión no tienen que esperar tanto, ya han demostrado ser completamente inútiles para apuntalar una candidatura. Los partidos políticos se han negado a reinventarse. Prefirieron unirse en coaliciones. Una de ellas con un objetivo social a largo plazo, la otra sin más objetivo que retomar el poder y sin más proyecto que repetir fórmulas que nunca funcionaron para la inmensa mayoría de los mexicanos. Los medios deberían verse en ese espejo. No aliarse con partidos ni coaliciones, sino recuperar su vocación social y su compromiso con la verdad. Eso también es hacer política, pero con los aliados correctos. Los periodistas “alternativos” podrán tener muchos defectos, pero han mantenido viva la esencia crítica del periodismo. Hasta ahora han hecho las alianzas correctas con su público.

Claudia sabe el valor de estos guerrilleros de la información, y sabe que si triunfa tendrá enemigos en los medios convencionales, muy debilitados pero tenaces.

Eventualmente será ella la que decidirá la suerte de ese periodismo salvaje, porque si lo domestica no le servirá para nada.

PD. De risa loca que López-Dóriga confundiera a Xóchitl Gálvez con Claudia Sheinbaum en plena entrevista. No se parecen en nada, nadita de nada. ¿Qué le pasó al “Teacher”? Me acordé alguna vez, cuando coincidía en mi trabajo con mi querida Maru Lozano, que tenía que hablar urgentemente con ella. Iba hacia su oficina (que estaba junto a la mía) cuando me topo con un amigo en uno de los pasillos de la empresa. Aunque llevaba prisa, me dio gusto verlo y le saludé. ¡Pero le hablé en femenino! Los testigos nos vieron con asombro. Mi amigo lo tomó en broma. Y yo me despedí avergonzado. ¿Qué me pasó? Pues simple. Estaba pensando no en con quién estaba sino en con quién quería estar en ese momento. Seguramente pasó lo mismo con “Ciro” López-Dóriga.

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// José Francisco Villarreal

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Autor: stafflostubos
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