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Por Francisco Tijerina Elguezabal

“El joven conoce las reglas, pero el viejo las excepciones.” // Oliver Wendell Holmes

Sí, soy mayor y aunque quisiera serlo por lo mismo que David Reynoso en “Viento Negro” en donde tenía el apodo de “El Mayor” y no porque fuese grado militar, sino porque era “el mayor hijo de la retostada que pudieses conocer”, lo cierto es no soy así, aunque me doy cuenta de que el tiempo pasa por las experiencias adquiridas.

Soy mayor porque empecé a hacer televisión con equipos de blanco y negro, editando a corte directo, sin efectos ni adornos; conocí la radio con las consolas de perillas y palancas, el audio de carrete que se editaba con navaja y aunque pude ver linotipos funcionar, me tocaron mis inicios en los periódicos trabajando con esquemas a mano, fotografía analógica en blanco y negro y transparencias a color, galeras y una cabeceadora que requería precisión en el cálculo.

Hoy todo se hace en una simple computadora y cada vez hay herramientas más completas y accesibles en precio para que cualquiera pueda hacerlo. Sin embargo y como siempre he dicho, tener dinero para comprar un avión no significa saber pilotearlo y hasta en eso, hay choferes de avión y verdaderos pilotos.

Todo esto viene a colación porque estoy convencido de que los avances en la tecnología han dado al traste con uno de los tesoros más importantes que tenían los medios del siglo pasado: la creatividad.

Antaño, una o dos personas conducían un programa de TV y llenaban la pantalla; hoy en todos ves a diez o más y difícilmente encuentras a uno que sobresalga; la tele de antes no tenía tantas facilidades técnicas, pero el ingenio mexicano logró maravillas.

He sido testigo directo de la transición, pasé de las máquinas de escribir mecánicas en las redacciones a las terminales de cómputo con los viejos “floppys” y conocí las primeras “laptops” que trajo El Porvenir para enviar vía telefónica notas escritas en un rudimentario procesador de textos.

En aquellos viejos tiempos de la formación manual de cada página de un periódico, cuyos diseños se hacían en papel y se tenían que calcular cuadratines, el empleo de un recurso como el “enmarcado” de una noticia (separar con líneas en sus lados esa nota del resto, era algo que debía hacerse con prudencia, porque estas “rayitas” se hacían con una cinta especial que costaba muy cara.

Se enmarcaba una nota para evitar un “choque de cabezas”, que se da cuando dos notas se ubican a la misma altura, pero no sólo había ese recurso, también podías poner una plasta de color sobre la cabeza que chocaba o cambiar el tipo.

Hoy, todos los periódicos enmarcan todas sus notas sea o no necesario, todo es cuestión de picar un botón y tirar una línea, cuesta lo mismo, pero llenan de rayitas y rayotas las planas.

Ah, cuánto extraño los diseños limpios, claros, espaciosos de los periódicos de antes, donde resaltaban las notas destacadas, donde manualmente se contorneaba con texto una imagen silueteada. Hoy todo son bloques y todos llenos de rayas.

Me estoy haciendo antiguo.

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// Francisco Tijerina

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Autor: stafflostubos
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