No contiene armonías (Almadía) se nutre de los últimos poemas que Tedi López Mills (México, 1959) escribió en su vida pasada, es decir, antes de la muerte de su pareja, el escritor Álvaro Uribe (1953-2022); informó MILENIO.
En entrevista con MILENIO, la escritora habla de su libro, de la poesía y sus infinitas posibilidades.
—Se van a cumplir cinco años de tu último poema, ¿qué sucedió?
El primer poema en el libro es el último que escribí todavía en mi vida de antes. Dejé de escribir poesía nomás porque sí, porque empecé a hacer otras cosas, no fue una decisión, pero ya ahora es un hecho. Han pasado cinco años, entonces, ya empieza a ser casi una forma de vida.
—¿Se acabó la poesía para ti?
No ha habido, simplemente no he escrito poesía… pero no tengo que apegarme a nada. Estoy escribiendo y leyendo otras cosas; estoy acomodándome a una nueva forma de vida y el libro lo escribí antes de la pandemia y antes de la muerte de Álvaro.
—Pienso que tus poemas son muy poderos como para que desaparezcan así
Digamos que está en los libros que ya escribí y si no vuelvo a escribir otro libro de poesía después de este, pues la poesía tampoco me va a extrañar tanto; digamos que hay suficiente buena poesía como para que si hay una baja, no tenga tampoco tanta importancia, no le va a pasar nada a la poesía ni a las y los poetas, pero sí me parece importante poner la nota en el libro para establecer una cronología, porque es un libro de poemas de hace cinco años.
—¿El dolor ayuda a escribir poemas? ¿Cómo impactó la muerte de Álvaro en tu escritura?
Después de la muerte de Álvaro, la columna en MILENIO tuvo que ver directamente con eso, y se acerca mucho a la poesía en muchos sentidos. O sea, la poesía no deja de estar presente en lo que escribo, en lo que leo, es una forma de pensar, una forma de ver, es una forma de educar a los sentidos. Además, el dolor no lo puedes evitar, hay unos tremendamente duros y siempre andan merodeando por ahí, pero el dolor no garantiza buena poesía tampoco.
—’No contiene armonías’ lo escribiste durante la pandemia, ¿así sigues viendo al mundo?
Sí, incluso lo refrendaría. Yo creo que todavía sigue siendo así y son como poemas/crónicas, es una bitácora de acontecimientos. En el primer poema se habla de objetividad y mi subjetividad que me obliga a estar viendo cómo transcurre, digamos, esa vida social, la vida literaria y mi propia vida; es como un registro listo para usarse.
—¿Cuáles crees que son los temas centrales del libro?
Tiene cinco secciones. Hay un poema sobre la subjetividad y la objetividad. Sobre cómo no puedo escribir un poema agradable porque estoy haciendo otra cosa. Viene una parte de un cuestionario. Después, la parte de Rubén Darío de que siempre habrá poetas, siempre habrá poesía. Luego vienen los linchamientos y una serie de cartas con distintas personas y la última sección que es la más larga, es la entrada a un nuevo recinto, yo llego con mi pareja, que es Álvaro y nos tenemos que sentar en unas sillas plegables y empiezan a ocurrir cosas, es un nuevo espacio, un nuevo mundo, una nueva realidad.
—Es un libro que habla de muchos temas
Tiene de todo y creo que es un libro en conflicto. Es un libro sobre la amistad, el amor, es un libro de política también, sobre el encierro, sobre la relación con los otros, con los demás, sobre cómo escribir, cómo usar las palabras, poemas políticos. Abarca mucho.
—¿La poesía siempre ha sido política?
La Divina Comedia de Dante es un poema político, la Eneida de Virgilio es un poema político, de hecho, por sus poemas desterraron a Ovidio. Yo creo que la poesía política ha existido desde que ha existido la política y siempre han estado en relación estrecha.
—Hay muchas corrientes ¿no?
Es que la poesía ya ha hecho casi todo, incluso la antipoesía. Lo que pasa es que cada poeta lo hace de manera distinta. Pero creo que la poesía novela, la poesía antilírica, la poesía objetiva, la poesía hiperformalista, la barroca y la poesía política, es así, como muy antiguo.
—¿Entonces a la poesía ya no le falta nada por hacer?
Es que no es una cuestión de lo que falte, porque si fuera así, ¿qué te falta por vivir? ¿Cómo decides qué te falta por vivir? Siempre que hay un gran poeta es como la primera vez que se hace algo, pero de todas maneras no es una página en blanco la poesía. Hay que tomar en cuenta toda la poesía que ya se escribió. Cuando piensas en la poesía, el contexto de la poesía es la propia poesía, ¿no?
—Y en está “nueva” vida, ¿qué estás haciendo?
Estoy escribiendo la columna y recomponiendo mi nueva existencia, haciendo todo para que el teatro siga funcionando.
—En cuanto a Álvaro Uribe, ¿dejó algo inconcluso?
Sí, hay un libro de ensayos que ahorita está en espera de publicarse y lo tiene su agente, y una novela inconclusa, que es con lo que, de algún modo, yo he estado trabajando en la columna más reciente, de manera debida o indebida, no sé, pero es una forma de rescatar a esos personajes y darles una vida que ya no tuvieron y que se combina muy bien con lo que dejó Álvaro; se podría publicar en algún momento como una obra a dos manos, no lo sé.
Imagen portada: Jesús Quintanar | MILENIO