Al menos cinco hombres vestidos con ropa de camuflaje abrieron fuego con armas automáticas en la tarde de ayer contra los asistentes a un concierto en la sala Crocus City Hall, en Krasnogorsk, cerca de Moscú, y luego provocaron un incendio en el edificio. La sala está integrada en un centro comercial con otros establecimientos como hoteles y restaurantes. Según el canal de Telegram Mash, uno de los sospechosos del ataque fue detenido. Anoche, el IS reivindicó la autoría: «Los combatientes del Estado Islámico atacaron una gran agrupación de cristianos en Krasnogorsk, y mataron e hirieron a cientos de personas y causaron una gran destrucción antes de retirarse a sus bases de manera segura»; publicó MILENIO.
En un balance preliminar, la agencia rusa TASS informó de al menos 40 muertos y un centenar de heridos, pero se teme que la cifra sea superior. Pero autoridades rusas confirmaron el sábado que la cifra subió a 133 víctimas.
«El número de personas muertas en el atentado terrorista perpetrado en la sala de conciertos Crocus City Hall ha pasado a 133. Las operaciones de búsqueda continúan», dijo en un comunicado en Telegram el Comité de Investigación ruso.
El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso describió lo ocurrido como un «ataque terrorista sangriento». Su vocero, Maria Zajarova, pidió a la comunidad internacional que condenara el atentado, que calificó como «crimen monstruoso».
El ataque comenzó antes del espectáculo programado. El grupo Piknik no tuvo ni tiempo de actuar: los músicos estaban en el camerino cuando se inició el tiroteo. El Fiscal General informó de que los terroristas irrumpieron en el vestíbulo y abrieron fuego.
Las imágenes de vídeo publicadas en los perfiles en redes sociales de los medios rusos mostraban una gran multitud de asistentes tratando de huir de la sala. En otras grabaciones se ve a varias personas inmóviles en charcos de sangre en el vestíbulo. Tras el ataque indiscriminado, los terroristas prendieron fuego a las sillas del vestíbulo, desde donde el fuego se propagó por casi todo el edificio.
Pasadas las ocho de la tarde, la agencia estatal RIA informó del desplome de la cubierta de la sala. En torno a las siete y media se registró una explosión; ya se había producido una primera cuando se desencadenó el incendio. Alrededor del centro comercial donde estaba la sala de conciertos se desplegaron unidades especiales de la Policía y medio centenar de ambulancias.
La magnitud del incendio hizo que se movilizara un helicóptero para tratar de apagar las llamas. La prensa rusa informó de que podría haber atrapadas muchas personas, incluidos niños, a la espera de rescate. Su número podía llegar a 200.
Además, los servicios de emergencias evacuaron a un centenar de personas desde el sótano y también desde el tejado.
La agencia rusa Tass informó de que se habían reforzado las medidas de seguridad en torno a aeropuertos y estaciones de tren. El alcalde de Moscú suspendió las actividades previstas para el fin de semana y que implicaran una concentración de personas. Serguéi Sobianin, alcalde de Moscú, hizo público un mensaje sobre el ataque terrorista. «En el Crocus City Hall ocurrió una terrible tragedia. Mis condolencias a los familiares de los muertos», escribió en su canal de Telegram.
Las embajadas de Estados Unidos y del Reino Unido en Rusia ya habían avisado de manera urgente sobre la posibilidad de un ataque terrorista en Moscú en las siguientes 24 a 48 horas. La embajada de EEUU instó a los ciudadanos estadounidenses a mantenerse alejados de concentraciones masivas.
Una semana y media después, el pasado 19 de marzo, Putin descalificó las advertencias occidentales sobre la posibilidad de ataques terroristas en Rusia calificándolas de «chantaje absoluto»
El presidente ruso denunció la intención de intimidar y desestabilizar a la sociedad rusa. Fue en la reunión con la cúpula del servicio de seguridad FSB cuando Putin se refirió a «las recientes provocaciones de varias estructuras oficiales occidentales sobre la posibilidad de ataques terroristas en Rusia». En todo caso, el presidente dio instrucciones al FSB para fortalecer seriamente la actividad antiterrorista en todas las áreas.
Un día antes del aviso occidental, el FSB anunció que sus agentes habían frustrado un ataque terrorista del Estado Islámico contra una sinagoga de Moscú. La agencia de noticias estatal rusa TASS dijo que agentes del FSB habían matado a varios integrantes que estaban planeando el atentado, citando a la oficina de prensa del FSB. No está claro si el incidente estaba relacionado con la advertencia de Estados Unidos.
Ayer, tras el atentado, la Casa Blanca había asegurado que no había ningún dato que indicara la participación de Ucrania en el ataque terrorista. Desde Kiev, el asesor presidencial de Zelenski lo había dejado también claro: «No tenemos nada que ver».
Desde el exilio, Yulia Navalnaya, viuda del opositor Alexei Navalny, muerto en una prisión rusa, expresó su condolencia a los familiares de las víctimas del atentado.
Los guardias del edificio estaban armados únicamente con porras y pistolas paralizantes; no tenían armas de fuego. Según datos preliminares, varios guardas de seguridad fueron los primeros asesinados por los terroristas.
Durante la noche, los bomberos comenzaron a apagar fuego desde los ascensores; el último piso quedó casi completamente destruido por el fuego.
Las autoridades de las regiones de Moscú, Leningrado, Vologda, Kursk y Osetia del Norte anunciaron la cancelación de eventos masivos durante todo el fin de semana. Todos los actos en el territorio de Stávropol y en la región de Murmansk fueron cancelados. En San Petersburgo, se interrumpió un concierto en el complejo cultural Sevkabel y el público fue evacuado.
Imagen portada: MILENIO