Por José Jaime Ruiz
“…las mentiras, la intimidación y las amenazas también han sido protegidas legalmente… la libertad de expresión se ha convertido en un arma de la derecha, respaldada por el Tribunal Supremo, para argumentar que, con pocas excepciones, deben tolerarse las mentiras, los discursos de odio y las ficciones de odio…” // Siri Hustvedt
Si el arroz ya está cocido, la derecha lo quiere pudrir. A una semana de la elección, el discurso del odio crece y, desmoralizados y frustrados, la violencia verbal los posee. Colgados de un clavo ardiente (Massive Caller), el derrumbe los espera, su agonía, el grito. Como no ganan en las urnas, pretenden los tribunales, el fraude judicial trazado entre los amigos y aliados Alejandro Alito Moreno y Norma Piña.
Son tan básicos en su frustrado intento que lo anuncian sin rubor: anular la elección. Escribe Ana Francisca Vega en El País: “No sobra decirlo: no estamos en un escenario en donde la oposición pueda orquestar el fraude que proclama el oficialismo. Aunque quisiera, simplemente no tiene la fuerza para hacerlo. Sí estamos en un escenario en el que el presidente ha violado la ley electoral que le mandata imparcialidad, en el que se han debilitado presupuestal y políticamente a los organismos electorales y en el que gobernadores morenistas y funcionarios federales han operado durante al menos un par de años para promover la candidatura de Sheinbaum. A estas alturas debe quedar claro cuál es el verdadero fraude este 2024”.
El fraude que oculta Ana Francisca es el del lawfare, la reunión de Alejandro Alito Moreno y Norma Piña para manipular el Tribunal Electoral. La maquinaria de la descalificación y la anulación empezó hace mucho, pero no les ha funcionado.
El des/apapachado Héctor Aguilar Camín reproduce la inventiva e invectiva en Milenio con su artículo “Vísperas de un fraude anunciado”: “La sola violación reiterada de las leyes electorales del Presidente, registradas en amonestaciones tanto del árbitro, el INE, como de los jueces, el TEPJF, bastarían para probar la ilegalidad de estas elecciones y anularlas”. En el mismo tenor los intelectuales y los calumniadores de la derecha, de Carlos Loret de Mola a León Krauze quien, ingenuamente, pretende que la 4T caiga en el garlito de que, si pierden, reconocerían el triunfo de Xóchitl Gálvez… lo que significa legitimar y legalizar el lawfare.
La derecha y Claudio X./óchitl se saben perdidos, derrotados, derrumbados, en su agonía promoverán esta semana el odio, las tormentas de mierda, sus negras patadas de ahogado. La bilis, la espuma les brota. Frente al discurso del odio la mesura, la alegría, la tranquilidad. Los antiguos –pienso en Marco Aurelio, Séneca, Gracián–, recomendaban la prudencia. La elección está ganada, pero no es un trámite, hay que salir a votar, el sufragio masivo, todo por Morena, todo por el Plan C.
A la sombra del Claudillo
Cretino Schettino
