“10 de junio no se olvida”, el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió perdón a la sociedad mexicana por El Halconazo o la Masacre de Corpus Christi que ocurrió hace 50 años.
“Ofrecer, en mi carácter de representante del Estado mexicano, una sincera disculpa; un sincero perdón y el compromiso de la no repetición; de que nunca más se reprima a quienes protestan; a quienes luchan por transformaciones, por cambios”, señaló.
En conferencia de prensa matutina, el jefe del Ejecutivo envió un abrazo a todos los familiares de las personas que fueron víctimas de la represión violenta y a los que siguen buscando a sus desaparecidos.
Además, subrayó que hay quienes no están de acuerdo con el gobierno y se deben proteger sus garantías para ejercer sus libertades. El primer mandatario recordó que, en 1971, cuando Luis Echeverría Álvarez era presidente, eran tiempos de autoritarismo en el país y se existían grupos para reprimir a los opositores; como “la Policía Federal de Seguridad que actuaba de manera ilegal y era un brazo represor del Estado”.
¿Qué pasó el 10 de junio de 1971?
El 10 de junio de 1971 un grupo paramilitar identificado como los Halcones reprimió violentamente una manifestación estudiantil que se realizó en la Ciudad de México, en apoyo a los jóvenes de la Universidad Autónoma de Nuevo León. La agrupación de seguridad del Estado disparó y asesinó a tiros a más de 120 universitarios entre 14 y 22 años de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Instituto Politécnico Nacional.
La marcha inició en el Casco de Santo Tomás y el objetivo era llegar al Zócalo capitalino; sin embargo, el grupo de choque entrenado por la Dirección Federal de Seguridad y la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) atacó brutalmente a los estudiantes desde Avenida de los Maestros.
Los paramilitares estaban armados con varas de bambú, palos de kendo y porras, por lo que en un principio fueron repelidos por los estudiantes. Aunque en un contraataque, los Halcones agredieron a los manifestantes con armas de fuego de alto calibre. Durante el trayecto de la marcha había policías, pero no intervinieron en la masacre.
El presidente Luis Echeverría anunció que se realizaría una investigación sobre la matanza y afirmó que castigarían a los responsables. Además, el regente del entonces Distrito Federal, Alfonso Martínez Domínguez, y el procurador general de la República, Julio Sánchez Vargas, negaron que hubiera Halcones; ambos culparon a los estudiantes de crear grupos extremistas dentro de su propio movimiento.
Los periodistas documentaron lo sucedido y gracias a eso pudieron desmentir la versión oficial de las autoridades federales. Por ello, Martínez Domínguez presentó su renuncia el 15 de junio.