Por José Jaime Ruiz
@ruizjosejaime
Lo que empezó como miel sobre hojuelas terminó como sanguijuelas en hiel. Después del triunfo de Jaime Rodríguez Calderón en 2015, Alejandro Junco de la Vega se sintió copartícipe de la victoria: El Norte llevó al Bronco al Palacio de Cantera –por ahí hay una foto que documenta el optimismo.
Existe testimonio: “Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón iniciará su administración con un capital nunca visto en la historia de México: el apoyo decidido de una sociedad harta de la corrupción de sus gobernantes y decepcionada de la clase política… En menos de cuatro años, que incluyeron dos atentados como Alcalde de García; la renuncia al PRI, partido en que militó por décadas; cientos de miles de firmas para apuntalar su candidatura ciudadana y una campaña electoral basada en redes sociales y que enfrentó una feroz guerra sucia y una compra mastodóntica de votos, la vida de Rodríguez cambió radicalmente”.
Después del cobijagate, la relación del Bronco y Alejandro cambió radicalmente. El punto más álgido fue, tal vez, cuando se echaron en cara asuntos familiares. En julio de 2017 LaPolíticaOnline publicó:
“Jaime Rodríguez Calderón llevó hoy al extremo la confrontación con Grupo Reforma al cuestionar a su propietario Alejandro Junco de la Vega por la modalidad a partir de la cual el editor asumió el control de su compañía cuando ésta estaba todavía en manos de su padre.
“El gobernador reaccionó con dureza tras las críticas del periódico El Norte a la campaña de su suegra en Santa Catarina que buscaría competir el año que viene. Aprovechó una rueda de prensa para enarbolar su reclamo.
‘¿Cómo se puede pensar que tiene calidad moral Junco? ¿No despojó a su padre de su fortuna, hablan de mi suegra pero él despojó a su padre de su fortuna, no tiene calidad moral’, disparó… El periódico El Norte quiere gobernar Nuevo León, siempre lo ha querido y no lo va a lograr, si quiere hacerlo que Alejandro Junco esté en la boleta y vaya a elecciones y eso sería extraordinario’, agregó el Bronco.”
Alejandro Junco de la Vega no tiene remedio. Sus prácticas periodísticas ya son decimonónicas. Leo en una nota de 2015:
“En su primer día como Gobernador, Jaime Rodríguez destapó ayer la deuda real de Nuevo León, al asegurar que le dejaron un ‘agujerón’ que ronda los 100 mil millones de pesos.
“Ante unos 9 mil asistentes a la Arena Monterrey, donde festejó con ‘la raza’ su nuevo cargo, el primer Mandatario estatal independiente de México señaló que, debido al problema financiero que le heredó la anterior Administración, buscará a los responsables para que paguen por sus errores.
‘Vamos a deber casi 100 mil millones de pesos’, reveló El Bronco ante el asombro y abucheos de los asistentes.
‘Esos 100 mil millones de pesos, seremos capaces de poder resolver ese problema. Se les apareció el diablo, y algunos se van a ir al infierno a pagar por sus pecados’.”
Ahora, hace lo mismo con Samuel Alejandro García Sepúlveda y el presunto fraude en el Isssteleón. ¿Cuánto durará el amasiato entre El Norte y el gobernador electo? ¿Hasta que un cobijagate por venir los separe? ¿Hasta cuándo va permitir Samuel Alejandro que Alejandro lo lleve en volandas? Regularmente en política –transubstanciación de por medio– la miel se convierte en hiel.