Por Eloy Garza González
Samuel García arrancará con el pie derecho su gestión como gobernador. Ha decidido rediseñar el aparato público estatal.
Lo más cómodo en este tipo de transiciones de gobierno sería montarse sobre la estructura actual: remodelar una casa es más complicado que meterse a vivir en una ya edificada, pese a goteras, cuarteaduras y tuberías viejas. Sin embargo, Samuel García no es el Bronco, quien prefirió acostarse en la hamaca gubernamental y dormitar en su zona de confort.
A diferencia del apático gobernador saliente, Samuel tiene ímpetu y conoce bien en teoría y práctica la ingeniería de gobierno.
El Bronco nunca pudo domar al potro legislativo. Nunca se sobrepuso al PRI y al PAN. Samuel sí.
Frente a una mayoría legislativa adversa, Samuel García consiguió quitar a los previstos de la Comisión de Gobernación y Presupuesto en el Congreso local y poner en las respectivas presidencias a diputados locales afines a él.
¿Cómo lo consiguió? Haciendo política. Si los críticos de Samuel no aceptan que esto es una proeza, no entienden nada de política. Dedíquense a otra cosa, menos a analizar asuntos públicos.
Por supuesto, no basta con reacomodar las fichas del tablero. La reingeniería en la administración pública implica generar ahorros y eficientar la línea de mando. Un buen gobernador no puede estar en todo. Ni acordar con todos. Ni decidir en todo.
Samuel sectorizó las dependencias que estarán bajo su mando en tres gabinetes:
1).- Buen gobierno.
2).- Generación de riqueza sostenible.
3).- Igualdad para todas las personas.
Se dice que mantener CONARTE y el Instituto de la Mujer al mismo tiempo que crea la Secretaría de Cultura y de la Mujer provocará duplicidad de funciones. Falso. Otra vez, esa crítica es de quienes desconocen la administración pública, un artefacto complejo.
Institutos y consejos, que son órganos constitucionales autónomos (OCA) se sectorizan en las respectivas dependencias de su mismo ramo. Los consejos sirven para eso: para aconsejar. Ejerzan a cabalidad esa función. Con ellos se formaliza la voz de los gremios. Incluso diseñan políticas públicas, sin que tengan que ejecutarlas. Para eso estarán las secretarías correspondientes.
Además, el gobernador electo dividirá la Secretaría de Desarrollo Sustentable y de Economía en dos dependencias. En la práctica, tendrá ocho unidades administrativas que le reportarán directamente, añadiendo la oficina “AMAR a Nuevo León”, cuya titular será su esposa Mariana Rodríguez, cuyo rol ha sido determinante.
Samuel García hace muy bien economizando recursos y facilitando la toma de decisiones. Un gobernador debe concentrarse en la visión a largo plazo, no en la tramitología cotidiana; en gestionar recursos ante la federación, no en verificar los relojes checadores de los burócratas.
¿Le aprobará el Congreso local esta iniciativa de Ley Orgánica a Samuel el próximo jueves, como está previsto? Les aseguro que sí: Samuel sabe cabildear, negociar y ya fue legislador: tanto diputado local como senador.
Ya pisó esas arenas movedizas y logró caminar sobre ellas a buen paso. Eso sin mencionar que el gobernador electo sabe poner el huevo y cacarearlo.
Tengamos fe: pronto tomará protesta un administrador público que sabe hacer las cosas. Y es nativo de Nuevo León: los arraigos también cuentan.