Por José Jaime Ruiz
@ruizjosejaime
Desde que se opuso fehacientemente a Monterrey VI, el entonces diputado local, Samuel Alejandro García Sepúlveda, hoy gobernador constitucional, supo de la crisis del agua en Nuevo León y supo que esa crisis se profundizaría. El ex gobernador Jaime Rodríguez Calderón ni quiso ni pudo gobernar el estado; como su antecesor, Rodrigo Medina de la Cruz, fue un corrupto de la función pública. El Bronco dejó impune la corrupción de Rodrigo; Samuel deja impune la corrupción del Bronco. Ya se sabe que la fiesta de los ladrones se resuelve en una carnita asada o nueve hoyos de golf.
En este gobierno de reality show, se documenta el optimismo del simulacro, pero el destino los alcanza con la realidad, esa pesadilla más real que cualquier ensoñación de pareja gobernante. Frente a la crisis del agua, frente a la crisis de seguridad, frente a la crisis de salud, frente a la crisis educativa, frente a la crisis de movilidad… una Cenicienta en el Palacio de Cantera, un paseo por los viñedos de Baja California, un estadio imposible de Tigres, un pez marlin exhibido indecentemente en redes sociales, una mascota llamada Emilio extraída del Centro Capullos. Sólo falta que veamos próximamente a Samuel Alejandro divirtiéndose en el Super Bowl.
Cuando se trata de dar la cara, Samuel Alejandro se esconde en las redes sociales. Si es un problema de Covid, ahí está la secretaria Alma Rosa Marroquín para enfrentar la crisis (alguien debería de ponerle una bata a la señora, para que parezca doctora y no una asistente a un baby shower en la Linda Vista o la Anáhuac); si es de seguridad, ahí tenemos al verborreico Aldo Fasci; si de movilidad se trata, pues Hernán Villarreal… y así. Samuel Alejandro se reserva para las “noticias bonitas”, cualquier cosa que ello sea en la delirante comunicación social de su gobierno.
Declaran a Nuevo León en emergencia por sequía extrema, ¿hasta ahora? Irregularidades en la compra de camiones, ¿no se dieron cuenta ni en octubre ni noviembre ni en diciembre ni en enero? Pagan más de mil millones en sexenio anterior por vagones que no les sirven a las líneas del Metro, ¿es novedad? Tratar de resolver la crisis del agua, de la seguridad y de la salud con la corrupción del Bronco, es una mala apuesta si a ello no le acompaña el castigo. Nuevo León está harto de la corrupción, sí, pero también de la impunidad.
En un reciente mensaje de Samuel Alejandro a los nuevoleoneses, asegura:
¿Y eso ya se los dijo a las grandes empresas extractoras del agua en Nuevo León? ¿Nomás los ciudadanos desperdiciamos el agua y, tarugos, la consumimos luego en cerveza, sodas y agua embotellada? ¿Que los ciudadanos se hagan responsables y las empresas no? ¿Gobernar para los ciudadanos o gobernar para las empresas y sus utilidades? ¿No se desperdicia el agua en cervezas, sodas y… en agua?
La realidad de una sociedad sedienta, sometida a la inseguridad, sin certeza en su salud, supera a las fantasías animadas de ayer y hoy.
