Por José Jaime Ruiz
@ruizjosejaime
Cito a Gramsci:
“Los ‘autodidactas’ especialmente son proclives, por la ausencia de una disciplina crítica científica, a fantasear ‘en jauja’ y a dar fáciles soluciones a todos los problemas. ¿Cómo reaccionar? La mejor solución sería la escuela pero es una solución a largo plazo, especialmente para las grandes aglomeraciones sociales que se dejan llevar por la ‘opiomanía’. Por eso es necesario golpear la ‘fantasía’ con algunos tipos ‘grandiosos’ de ilotismo intelectual, crear la aversión ‘instintiva’ por el desorden intelectual, acompañándolo con el sentido del ridículo; como se ha comprobado experimentalmente en otros campos, esto se puede obtener también con una cierta facilidad, porque el buen sentido, estimulado por un oportuno alfilerazo casi siempre elimina los efectos del opio intelectual. Esta aversión es todavía insuficiente pero constituye la premisa necesaria ara instaurar un orden intelectual indispensable; por eso el medio pedagógico indicado tiene su importancia”.
“Los más ridículos creadores de fantasías, que en sus escondrijos de genios incomprendidos hacen descubrimientos maravillosos y definitivos, se precipitan sobre cualquier nuevo movimiento persuadidos de poder difundir sus tonterías. Por otra parte cada colapso lleva consigo desorden intelectual y moral. Es necesario crear hombres sobrios, pacientes, que no desesperen frente a lo peores errores y no se exalten con cada nueva tontería. Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad”.
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