El nombre de Ragnar Lothbrok se escucha en varias ocasiones al inicio de la serie Vikingos: Valhalla y reafirma con ello el éxito de la saga que narra la travesía de los vikingos desde sus lejanos asentamientos nórdicos hasta el choque cultural con la Europa de poniente; publicó MILENIO.
Han pasado 100 años desde que el personaje protagonizado por Travis Fimmel abordará la recién construida nave hecha por Floki, para encontrar tierras inglesas; ahora Ragnar, Lagertha, Bjorn o Ivar, son leyenda.
Uno de los momentos más simbólicos es cuando los protagonistas llegan a Kattegat, el paradisíaco centro del universo de Vikingos. El misticismo de una gran urbe pluricultural muestra el avance que tuvo esa ciudad sagrada por las leyendas que emergieron. Ahora los protagonistas se dividen entre los groenlandeses encabezados por Leif Eriksson (Sam Corlett) y su hermana Freydis Eriksdotter (Frida Gustavsson) en busca de una venganza, que los hará unirse con Harald Singurdson.
Aquí el detalle: los primeros son descendientes de Erik El Rojo, mostrado en la temporada 6 de la precuela como una salvaje forajido asesino, y el último sangre de Harald ‘Finehair’ Halfdansson, el increíble personaje interpretado de manera espectacular por Peter Franzén.
Es precisamente sobre su legado donde ocurre un hecho histórico con el que abre Vikingos, Valhalla: la Masacre de San Bricio, un sangriento evento que marcó nuevas afrentas de Inglaterra contra las incursiones vikingas.
Esa es una de las virtudes de la serie, que aunque con las imperfecciones de sobreponer la ficción en hechos históricos, como un síndrome de Forrest Gump, se abordan grandes hazañas y batallas que visualmente ofrecen mucho al espectador.
Si no, hay que comparar las luchas en esta primera temporada de Valhalla contra las del inicio de la serie madre, y ver la enorme brecha presupuestal. Otro detalle enorme será la caída del Puente de Londres.
Mención especial tienen los históricos personajes del Rey Canuto, Olaf o Emma de Normandia.
El conflicto de la fe
Esto no significa que Vikingos: Valhalla solo sea una apuesta de sangre. Presenta con la misma fuerza que su antecesora el conflicto ideológico basado en el choque de las religiones y los conflictos por sus marcadas diferencias culturales. El encuentro entre cristianos y ‘paganos’ sigue siendo pilar de la trama.
Si bien, en la historia de Ragnar y sus hijos se toca el encuentro de ambas y la inmersión del mundo nórdico con el poniente, en Valhalla el cristianismo se ha expandido a lo largo y ancho de las frías tierras de oriente y del norte de Europa, generando una dualidad que ahora divide a los vikingos.