Por José Jaime Ruiz
@ruizjosejaime
El juego político del dirigente del PAN, Marko Cortés, recompone la alianza Va por México en las próximas elecciones estatales del 2023 y la presidencial del 2024. Veamos.
Marko no rompe la alianza, pero sí se desmarca del presidente del PRI, Alejandro “Alito” Moreno. El ex presidente Felipe Calderón no entendió el movimiento, y lo condenó a priori. La gobernadora de Campeche, con su programa “Martes del Jaguar”, destruyó cualquier resquicio de reputación política que le quedaba al dirigente priista.
Marko no esta ni rompiendo ni tronando la alianza, orilla al PRI, a través del gobernador del Estado de México, Alfredo del Mazo, y de Rubén Moreira, a que redefinan el liderazgo priista. Quien rompió la alianza fue Alejandro Moreno con sus desaciertos y desquiciamientos, con el uso fraudulento de los recursos allegados y con el abuso de sus compañeras de partido. Legitimar como dirigente a Alito desde Va por México significa una implosión inútil.
Cada vez avanza, entre grupos priistas, la necesidad de deshacerse de Alejandro Moreno y aquí el Grupo Atlacomulco lleva mano y, en un acuerdo cupular, podrían encumbrar a la esposa de Rubén Moreira, Alma Carolina Viggiano Austria, como nueva dirigente del partido.
En México las diferencias ideológicas se convierten en deferencias ilógicas: los anteriores extremos no sólo se tocan, se abrazan. Marko, al darle el espaldarazo digital a Enrique Vargas, al mismo tiempo le proporciona una futura puñalada trapera o un actual beso del diablo. Para quitárselo de encima, Marko metió a Vargas en una quema anticipada, tomando en cuenta su misoginia, su agresividad y su temperamento irascible.
El dirigente del PAN, con sutileza, se desmarcó de Alito y, paradójicamente, también del molesto Enrique Vargas. Realizar unas primarias en el Estado de México y en Coahuila, entre el PRI, el PRD y el PAN no es ganar tiempo, es perderlo. Delfina Gómez ya inició su campaña. Atlacomulco lleva mano en el Estado de México; Moreira y Miguel Riquelme, en Coahuila. Eso lo entiende Marko Cortés.
Si la alianza va por el poder en México, primero tiene que ir en contra de Alito y, ahora sí, ya con un PRI renovado en su dirigencia, ir de lleno en el 2024. Saber marcar y desmarcarse a tiempo, como dice el refrán, dar tiempo al tiempo. En estos casos lo Cortés no quita lo prudente.