Por Francisco Tijerina Elguezabal
‘El pueblo me silba, pero yo me aplaudo.’ // Horacio
La misión de un gobierno es la apoyar a sus ciudadanos, no el emproblemarlos.
Pretendiendo resolver un abuso por parte de agencias funerarias, el gobierno de Samuel García ordenó que el trámite para la inscripción de defunciones de cualquier persona fuese hecho única y exclusivamente por familiares directos de los fallecidos y no como anteriormente ocurría cuando las funerarias se encargaban del asunto.
El inscribir en el Registro Civil la deceso de una persona es necesario para que se pueda realizar el entierro o cremación y hasta mayo pasado era un trámite que tenía un costo de entre 900 y mil 500 pesos, dependiendo de las condiciones (si era soltero o casado, viudo, con hijos o sin ellos) la persona que había dejado de existir.
Sin embargo algunas funerarias “fifís” de las que recientemente han llegado a Nuevo León, comenzaron a cobrar hasta 8 mil 500 pesos por esta gestión, lo cual provocó alguna queja que durante largos años nadie atendió en el gobierno.
Pero llegó “El defensor de los débiles y azote de los bribones y no sé qué tengo en los ojos que veo puros ca…britos” de Samuel y determinó que era necesario acabar con los abusos y no se le ocurrió otra mejor idea que joder a los ciudadanos.
Porque resulta que ahora, en pleno duelo, tienen que ir corriendo a mitad del sepelio al Pabellón Ciudadano a realizar la inscripción de defunción en el Registro Civil, eso sí bien barata, pero con un penoso, largo, tedioso, aburrido y nefasto trámite.
No hay duda de que la creatividad y el ingenio no se le dan al “Nuevo Nuevo León”. En lugar de topar el servicio y permitir que las funerarias cobrasen una cantidad por realizar el trámite, decidieron que fuesen los ciudadanos los que tengan que enfrentar filas, copias, requisitos y demás.
Ah, y no se le ocurra morirse en viernes, sábado o domingo, porque el horario es restringido.
El asunto se torna mil veces peor cuando un familiar fallece por Covid. Desde que inició la pandemia los hospitales han buscado esconder las muertes por coronavirus decretando que los decesos son los neumonía y otras cosas, pero cuando se dice que alguien murió por Covid la Ley de Salud marca que debe ser enviado directamente al panteón o ser cremado, pero eso, de acuerdo a los nuevos requisitos del Registro Civil, no puede ocurrir, de manera que los “muerteros”, es decir los dueños de las funerarias, quedan en un limbo del que, a decir de los funcionarios de la Secretaría de Salud, “no es nuestro problema”.
Si tu familiar muere tienes que ir al Pabellón, hacer fila, llenar solicitudes, presentar copias, pagar actas de nacimiento o defunción de todos y obtener el certificado, si no, no puedes disponer de los restos.
¿Es el de Samuel García un gobierno eficiente, moderno, empático, humano, o simple y sencillamente es más de lo mismo, burocrático, complicado, lleno de vericuetos para facilitar el cochupo, la trampa y la tranza?