Por Félix Cortés Camarillo
Muchos mexicanos que de alguna manera honesta o no logramos en algún momento reunir dinero que superara la satisfacción de lo esencial, casa, comida, vestido y diversión (que metimos en este cajón los gastos de la educación) pensamos en el ahorro. Mi padre me mandaba con veinte pesos cada mes a un edificio en la calle de Escobedo casi esquina con Padre Mier, a la oficina de Bonos del Ahorro Nacional.
Nunca supe qué pasó con este ahorro, que papá consideraba de sustento gubernamental y por tanto confiable. Mi padre venía en ese momento del cardenismo y yo y mis hermanos éramos su promesa a futuro: que sus hijos no tuvieran que pasar las privaciones que él sufrió. Quiero creer que los dichosos bonos le dieron a don Ricardo algún rendimiento que ayudara a impulsar los estudios de todos sus hijos.
Pero hablaba yo de ladrones. Todo aquel que tiene una relación con un banco en el mundo, debe estar perfectamente consciente de que los bancos no son asociaciones de hermanas de la caridad. Son un negocio, destinado a ganar dinero. Nada es gratis en esta vida.
Pocos clientes de los bancos saben que la cuenta que tienen con ellos está sujeto a la letra chiquita que TODOS firmamos cuando abrimos una cuenta. Por lo general abrimos una cuanta corriente. Otros de ahorros, o de opciones que pocas veces nos dicen.
Una de las condiciones más importantes consiste en que si la cuenta no muestra movimiento, esto quiere decir que no registre depósitos o retiros, puede en algún momento ser cancelada, congelada o cualquier otro ada, en beneficio del banco.
En la nebulosa del libro El Rey del Cash sobre el dinero sucio que mantiene al presidente López, el aparato mandó una modificación legal IMPORTANTISIMA. Resulta que los dineros de las cuentas bancarias que no registren “movimiento”, seguirán pasando a propiedad de los bancos, lo cual es una iniquidad. Con la nueva modalidad del presidente López, esa lana de los viejitos que nunca leyeron la letra chiquita, ha de pasar al erario. Con un destino explícito: la seguridad pública.
Sí, es cierto: las Fuerzas Armadas.
A efectos reales, los precavidos como mi padre que confiaron en una cuenta para almacenar como la hormiga grano a grano para el futuro, y los que tuvimos una cuenta corriente sin usar durante cierto tiempo, íbamos a salir perdiendo, de todas, todas. La única diferencia es que antes nos robaba Espinoza Iglesias y ahora nos roba López Obrador. Ladrón con ladrón se paga.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Ahora que en mi pueblo se hizo exitosamente la feria del libro, me gustaría hacer una apuesta muy librera: voy doble contra sencillo a que la autora del libro El Rey del Cash, que tanto se ha vendido, ha recibido menos regalías que el presidente López por sus indudablemente amenos e interesantes libros que, dice él, ha escrito.
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