Por Félix Cortés Camarillo
Previo a iniciar las funciones del teatro se dan tres llamadas para que la gente pase a ocupar sus asientos. En realidad, esos clamores sólo reflejan la ansiedad de los productores y actores de que sigan vacías butacas en la luneta.
En el teatro de la política mexicana se está tocando la tercera llamada rumbo a un drama importante sobre la permanencia o no de la cuarta simulación al frente de nuestro destino colectivo. Y están llamando justo cuando de manera ridícula e insensata el dirigente actual del PRI se haya convertido en el fiel de la balanza de la indispensable alianza opositora, cuando no solamente carece de los méritos de convocatoria y consenso sino que además tiene una larga cola que le pisen en el campo de la honestidad curricular.
Y no es que los demás aspirantes a la silla que enloquece tengan historiales pulcros. Alito les gana de calle.
Es necesario reconocer que la trayectoria política de Alejandro Moreno, ex diputado, ex senador y ex gobernador de su natal Campeche, lo coloca a miles de millas de distancia de la probabilidad de llenar los zapatos de un líder político de altos vuelos y pretensiones mayestáticas como lo es el presidente López.
Cuando fue gobernador de Campeche adquirió tres periódicos y una estación -Mayavisión- de tele por cable. Operaciones millonarias de beneficio desconocido, como el origen del dinero para hacerse. Pero no es gracias a sus medios a los que debe la fama.
Llamado por los que le conocen “Alito”, adquirió su presencia en los otros medios de comunicación gracias a un mal chiste de la picardía mexicana -cuando hace un par de meses “se destapó” como precandidato del PRI a la presidencia de la república en las elecciones de 2024- y al nuevo deporte de los políticos en sus conversaciones, un juego que se llama me grabas y te grabo y a ver a cómo nos toca.
Una ex compañera del partido que supuestamente dirige y hoy gobernadora, Layda Sansores, se dedica con empeño grato a Palacio, a dar a conocer grabaciones que no solamente documentan el corrupto modo del político sino también su florido lenguaje. Este último no tiene por qué sorprendernos: se lo oímos hace años al “gober precioso” y en otro momento al presidente del INE hablando de unos indios.
Por estas y otras revelaciones supimos que parte de las ganancias de una cadena de cines, 25 millones de pesos, fueron donados para sufragar las campañas de diputados michoacanos del tricolor. También de que a los periodistas no es necesario matarnos a balazos, que con el hambre basta y sobra. Desde luego, en conversación con su compadre e íntimo amigo, Manuel Velasco, sería que el “número dos” de la política de este país le habría mandado transmitir la amenaza del “número uno” con la críptica frase de que si jala le dan lo que quiera, pero que si no jala van a ir con todo.
Resulta abominable que un individuo de tan baja estofa tenga hoy en sus manos, a tres años de asumir la dirigencia nacional del PRI una oportunidad única de pasar a la historia como un digno sepulturero. Uno que logró perder veinte de las veintidós gubernaturas que el PRI tenía cuando este discípulo de Roberto Madrazo y Beatriz Paredes se hizo de la presidencia del partido.
Si Alejandro Moreno tuviese una pizca de vergüenza, convocaría ya a una asamblea nacional extraordinaria, por lo menos para ver a cuántos priístas puede juntar, con un solo punto en la agenda. La aniquilación inmediata y total del Partido Revolucionario Institucional. Supongo que se aprobaría de inmediato, garantizándole a Alito un lugar en la historia.
Lo que pase después es lo de menos. Los priístas honestos, y yo creo que los hay, aprovecharán la oportunidad para fundar otro partido, sólido, con programa, ideario, principios y estructura sólida, aunque el tiempo ha corrido o lo han dejado correr, de más. Y si no, de afiliarse a la fuerza de oposición que más confianza le tengan.
Lo que no puede seguir pasando es que el PRI siga siendo un estorbo y dando lástima. Porque el PAN y el PRD se mueren de ganas para ir en alianza en el 23. Mucho más para el 24. De donde se desprende que MC tome la varita mágica. Pero me queda claro que, aunque tenga muchos pesos, Alejandro Moreno no tiene un centavo de vergüenza.
PILÓN PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): con todo respeto, señor presidente, que no lo vuelvan a engañar; no se vaya con la finta de que el año próximo Morena va a ganar dos de dos gubernaturas. Mucho menos con su respaldo a la maestra milagrosa, especializada en el Estado de México, en esquilmar a los maestros.
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