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Por Francisco Tijerina Elguezabal

“Cuidado con el hombre que habla de poner las cosas en orden.
Poner las cosas en orden siempre significa poner las cosas bajo su control”
Denis Diderot

Sería prudente que antes de que lleguen a Nuevo León las tres empresas “grandotas, trasnacionales” que anunció el Gobernador Samuel García hace un par de días, él y su equipo se pusieran a pensar, pero sobre todo a trabajar, en resolver unos cuantos y pequeños detalles que serán necesarios para que las “empresotas grandototas” funcionen.

Imagine que, como dicen, Tesla ubica su megafábrica en Santa Catarina.

No, pos qué ¡padriuris!, pero resulta que en la actualidad tenemos un gravísimo cuello de botella con el transporte hacia esa zona y el prometido Metro no jalará para entonces.

Pero también, esos trabajadores que llegarán a la ciudad requerirán de casas, vialidades, escuelas, supermercados, iglesias, parques, jardines, además de, por supuesto, agua, mucha agua, luz, telefonía y muchas cosas más.

No es por amargarle el anuncio al gobernador, pero es cuestión de ver cómo te reciben en el Aeropuerto Internacional “Mariano Escobedo”. Eres un inversionista y viajas de incógnito para tratar de investigar cómo son las cosas en realidad en Nuevo León, por lo que te subes a un avión de Viva Aerobús y llegas al viejo Nuevo León (el nuevo está en Valle Oriente).

Nomás de entrada y por vaya usted a saber qué diablos, te dejan en un sitio alejadísimo de la zona de Migración y recolección de equipaje; en Migración un caos y en el equipaje un despiporre ya que te hacen esperar hasta una hora para entregarte tus maletas y después, a la fila de la Aduana.

Ya saliste, te acompaña tu esposa y trae zapatos de tacón, pues nada más saliendo se le traba el tacón de aguja en una rejilla que está junto a la puerta de salida y ahí al suelo “La Patrona”.

Después intentas pedir un Uber para que te recoja y resulta que no, que tienes que a fuerza subirte a un taxi de los concesionados, pero en ese momento no hay, por lo que es necesario esperar en el exterior haciendo fila, sin importar el frío.

Ese es el recibimiento que te dan nada más en el aeropuerto y la verdad, el trato no cambia mucho con las otras aerolíneas, aunque el tema de aventarte a kilómetros de la puerta es una soberbia mentada de madre y no se te ocurra pedir una silla de ruedas para una persona con problemas de movilidad, porque la odisea se convierte en un tormento.

Si no son capaces de facilitar la llegada de un inversionista a Nuevo León, y son absolutamente inútiles para organizar aspectos tan sencillos como los antes descritos, ¿cómo creen que es posible que puedan atraer esas inversiones que afirman ya tienen casi amarradas? En caso de ser cierto, deja que lleguen los de los dineros y se den cuenta de cómo están las cosas para que salgan corriendo y no vuelvan más.

Las cosas no aparecen por decreto o por arte de magia, hay que hacer que sucedan y se requiere no sólo de ganas, sino de cumplir con metas, propósitos y objetivos medibles, cuantificables. ¿Cuánto tenemos esperando a que lleguen los camiones? Ellos también los van a ocupar…

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// Francisco Tijerina Elguezabal

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Autor: lostubos
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