Por Félix Cortés Camarillo
Esta es la historia que me contaron y creo: el domingo pasado, en la carretera Jalapa-Veracruz, en una camioneta azul viajaba Fernando Vega Pérez con supuestamente su esposa, dos hijos menores y dos hombres más. A la altura de Las Bajadas, cerca del aeropuerto, Vega Pérez se dio cuenta de que era seguido; bajó del vehículo y tomó un taxi. Los hombres que le seguían lo alcanzaron y lo mataron a balazos. También acribillaron la camioneta asesinando a dos hombres, la mujer y a los dos niños. Acribillar, para quien no lo sepa,es “llenar una cosa de agujeros, en especial a balazos”. Dejar esa cosa hecha una coladera, vaya. Así quedó la camioneta
En Veracruz se puede impunemente perseguir a un ser humano que viaja con su gente y asesinarla. Basta con que hayas pretendido ser morenista sin serlo, tomarte una foto con el gobernador cuando querías ser candidato de Morena, y que goces de los motes de “El Pino” o el “R15”.
Bueno, también ayuda que Veracruz tenga un gobernador que raudo y veloz se apreste a decir que el muerto era un facineroso, líder de una banda en El Espinal y responsable de asesinatos en Poza Rica y otros sitios. Puede que sea cierto, pero yo al gobernador de Veracruz no le creo ni la hora; especialmente desde que el presidente López lo puso de ejemplo de gobernador, para ofensa de los veracruzanos. En otras palabras, el gobernador revive la vieja teoría de que si los muertos son producto de luchas entre malosos, bien muertos sean. Pero aún si Vega Pérez hubiera sido el peor de los seres sobre el planeta, no merecía ser asesinado. Por lo menos eso es lo que dice su jefe, el presidente López, cada vez que habla de los delincuentes.
Cuitláhuac García se trepó al camión de su jefe Lopitos: los medios neoliberales, “con algunas excepciones”, exageran todo lo que no sea loa a la obra gubernamental. Esa fue la versión que le mandaron decir desde Palacio Nacional y la que recitó con otras palabras el presidente López.
Hay muchas acciones y dichos malignos por medio de los que el cuatrote lopezobradorista ha infringido graves daños a México. Uno de ellos, tal vez el más grave, es la persistencia de la mentira repetida hasta la saciedad para convertirla en verdad. La culpa de todo la tienen los medios, que todo lo exageran y extrapolan, cuando “antes” callaban como momias. No caigamos en la trampa de la mentira y del viejo principio griego de que ante noticias ingratas hay que matar al mensajero.
¡Ay, mi Veracruz!
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Por tratar de ganar el oro en abundancia, la más grande empresa en este lado del mundo de reventa de boletos para espectáculos, Ticketmaster, volvió a enseñar el cobre prolijamente. Esta vez, sin embargo, no fue en México donde tiene cómplices y encubridores ni con Bad Bunny. Ahora fue en Estados Unidos y con un concierto de Taylor Swift, de quien me dicen es una de las meras meras de la música pop actual. Ticketmaster –y su empresa madre Live Nation- están siendo investigadas por lo que se ya denunció en esta columna a propósito del fiasco con Bad Bunny: prácticas monopólicas en la venta de boletos y turbia asociación con los productores del espectáculo. Lo que en México anunciaron como un gran éxito y avance OCESA y Live Nation para comerse el pastel entero.
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