Por José Jaime Ruiz
En la paradoja del futuro, para avanzar, el PRI tiene que retroceder. La precarización política del PRI empezó con el autoritarismo y la represión de Gustavo Díaz Ordaz, se prolongó con el populismo de Luis Echeverría y de José López Portillo y se acentúo con el neoliberalismo inaugurado por Miguel de la Madrid y los posteriores presidentes, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo.
Para avanzar, el PRI tiene que regresar a sus orígenes de nacionalismo, justicia social, desarrollo estabilizador (Antonio Ortiz Mena) y, sobre todo, a apostar por un orden social más acá del neoliberalismo de los sexenios corruptos y vende patrias y privatizadores de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Lo peor del PRI es el PRIAN.
La candidata de la oligarquía, Xóchitl Gálvez, no tiene discurso, tiene posturas babeantes; no dialoga, grita… o se ríe con nerviosismo. Beatriz Paredes, militante del debate, es coherente, seria y sus recursos discursivos tienen algo que nunca va a tener Xóchitl: argumentación. La posibilidad de que Beatriz se imponga a la cargada y el dedazo de la oligarquía y su gerente, Claudio X. González, creció de la noche a la mañana, por los resultados dados a conocer recientemente (y ojo con las encuestas de vivienda, no sólo las telefónicas).
Beatriz Paredes no le ganará a Claudia Sheinbaum pero le podrá dar al PRI supervivencia, esto es, una tercera fuerza política en las cámaras que desplace la corrupción y la perversidad de Alejandro Alito Moreno. Para subsistir, el PRI tiene que deshacerse de Alito. Para ser competitivos, su discurso tiene que volver a la ideología revolucionaria, no a la ideología neoliberal. Si la política hace extraños compañeros de cama, el PRIAN de Alito y Marko Cortés convirtió ese lecho en cama de prostíbulo.
De entrada, el Frente Amplio no se equivoca con Beatriz, pero sí se equivoca con uno de los autores del Fobaproa, José Ángel Gurría, y con el coordinador en temas de Seguridad, el fugado Francisco García Cabeza de Vaca. Esos dos nombramientos son un tiro en el pie para el Frente Amplio que reduce su proyecto de nación al saqueo (Gurría) y a la delincuencia a la manera de Genaro García Luna (Cabeza de Vaca).
El PRI debe de aceitar lo que le queda de maquinaria para movilizar políticamente a sus bases para desplazar a Xóchitl, ahí reside su sobrevivencia que, con Beatriz Paredes como líder, les asegura, al menos, un cambio, una diferencia radical con el PRI de Alito. Sin proyecto social de nación, es decir, seguir revolcándose en la cama con el PAN, sólo les propicia su extinción.
