Por Félix Cortés Camarillo.
For it´s one, two, three strikes you´re out
at the Old Ball Game
Jack Norworth, Albert Von Tizer, Take me out to the Ball Game, 1908
La renuncia de Germán Martínez, en una carta de once páginas, a la dirección general del Seguro Social, no ha sido sorpresiva ni aparentemente ha sido la única. Ha sido sí, espectacular, porque la manera en que fue presentada, en la reunión del Consejo Técnico del IMSS, la convirtió prácticamente en irrevocable.
La opacidad de cómo se manejan las cosas en Palacio nos ha impedido de verificar la veracidad de supuestas deserciones de alto nivel en el gobierno, que fueron revertidas por la habilidad política del presidente López. Los argumentos de Martínez han sido tan contundentes que el mismo presidente tuvo que aceptar sin discutir, aunque advirtiese que no comparte la óptica del senador en proceso de retorno al escaño.
De esa opacidad ha dado muestra la secretaria de la Función Pública, la Dra. Irma Eréndira Sandoval, cuando dio a conocer la inhabilitación para ejercer un cargo público a dos exfuncionarios de Pemex en la pasada administración, uno a diez y el segundo a quince años, durante los cuales no podrán ocupar oficina pública alguna. Tampoco creo que ninguno de los dos tenga aspiraciones de volver a la alta burocracia ahora de bajas remuneraciones: aparentemente ellos no necesitan de un ingreso que les permita vivir con holgura.
Pero el anuncio oficial no va más allá de hablar de dos exfuncionarios. Nunca se mencionan los nombres ni los cargos. Ha sido el portal informativo animalpolítico.com el encargado de acercarnos al detalle. Se trata del ex director de Petróleos Mexicanos en el sexenio de Peña, Emilio Lozoya Austin, inhabilitado por diez años, y Edgar Torres Garrido, ex director de Pemex Fertilizantes en el mismo período, fuera de la burocracia por quince años. El último tendría además que restituir al Estado 620 millones de pesos, consecuencia de su actividad delictiva. Lozoya Austin habría ocultado la existencia de una cuenta bancaria de alto saldo, y Torres Garrido estaría implicado en la fraudulenta e inflada compra por parte de Pemex de Fertinal, supuestamente la mayor planta de fertilizantes de América Latina. Un caso que repetidamente cita el presidente en sus conferencias matutinas como muestra de la corrupción “de los de antes”. Todavía falta por discernir las consecuencias del caso Odebrech, en el que el nombre de Lozoya ha sido repetidamente mencionado.
Pero eso, como muchas otras cosas, no los van a decir.
Tuvo que venir Germán Martínez, con su carta de renuncia, a revelarnos que desde la Secretaría de Hacienda, el presidente López, sin mencionarlo, le estaba poniendo trabas para manejar eficientemente un puesto de tal envergadura. Los recortes presupuestales ejercidos por la Oficial Mayor de Hacienda, los despidos y la pretensión de nombrar desde Hacienda a los delegados del Seguro en la República, obligaron a quien fuera dirigente del PAN a dejar el cargo. Detrás de esos “pecadillos” se encuentra el deterioro grave de la calidad de los servicios del Seguro Social, que tradicionalmente han sido deficientes.
Una sola frase de Martínez define la situación y el curso del gobierno del presidente López: ahorrar y controlar en exceso el gasto en salud, es inhumano.
Nadie puede refutar ese grave cargo.
Como nadie puede refutar que, en simultáneo, el presidente López anunció en Yucatán su decisión de dedicar 500 millones de pesos para la promoción del beisbol, su, de él, deporte favorito.
Jonrón.